CUATRO MESES

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EL SECRETO DE SAILOR JUPITER

CUATRO MESES

P.O.V. Midori:

Papá ha comenzado a llevarse bien con Aries, así que el día de hoy me ha dado permiso de ir a tomar un café con él. Claro, estableciendo sus condiciones de que hay hora de llegada y que debo responder el teléfono al momento que me llame.

Aún no me he atrevido a preguntarle a papá sobre si es mi verdadero padre, y es tanto el miedo de saberlo que tampoco le he pedido a Aries que le pregunte al fuego; pero he decidido que hoy que salgamos solos por primera vez le pediré ayuda con eso.

Debo enfrentarme a la verdad por más dolorosa que pueda ser, pero mientras lo espero me pongo a leer el diario de mamá que había dejado en pausa por miedo a las respuestas.

En la página que sigue de donde me quedé, no hay nada escrito, pero si hay una rosa muerta envuelta en papel celofán transparente pegada entre sus páginas así como un botón dorado. Supongo que es el botón que se arrancó mi padre de la chaqueta de su gakuran para entregárselo el día en que ambos se graduaron, ella de la preparatoria, y él de la universidad.

Doy vuelta a la siguiente página y veo una fotografía de ellos. Papá está detrás de ella pasando sus brazos por alrededor de su cintura. Supongo que se la habrán tomado después de la ceremonia porque aunque él esté detrás de ella es evidente que viste el gakuran y ella lleva puesto un bonito kimono en color rosa pastel con cerezos de Sakura grabados.

Me sigo a la siguiente página y veo la foto de dos manos entrelazadas. Una mano que es evidentemente más grande y masculina y otra que luce más pequeña y delicada en cuyo dedo anular hay un anillo que en el centro tiene una esmeralda rodeada de pequeños diamante. No hace falta preguntar para saber que son las manos de mis padres y ese el anillo de compromiso que papá le regaló .

Paso página de nuevo. ¡Al fin encuentro texto!

XX de Abril de 1997

Querido Diario:

Sé que te he tenido muy abandonado en estas dos semanas, y es que he estado demasiado ocupada como para escribir en tus páginas, pero vengo a ponerme al día.

Al siguiente día de nuestras respectivas graduaciones, Andrew y yo nos fuimos de viaje a Fukuoka. Fue mi primera vez en subirme a un avión en muchos años, pues les temía desde que mis padres murieron en aquel terrible accidente, pero he pasado por tanto desde que comencé mi relación con él, que simplemente no sentí miedo. Sólo le puse de condición que él se sentara del lado de la ventana y que no abriera las cortinas porque sino seguro si entro en pánico.

Pasamos quince días allá, sin embargo, hemos tenido que regresar a Tokio porque debemos prepararnos para largarnos de Japón en enero, o si se puede un poco antes.

Sé que si hablaras dirías que somos un par de estúpidos por no largarnos ya, pero es que no es tan sencillo y deja te explico porque.

Si bien Andrew ya se graduó, aún tiene que hacer el internado. El plan es que lo haga en el país a donde vayamos a escaparnos, pero para eso hay un montón de trámites burocráticos que tiene pendientes con la Universidad y con el Hospital donde ha empezado a hacer su internado aquí en Tokio que lo atan al país.

Nuestras opciones para irnos son dos:

La opción uno es Estados Unidos ya que en ese país la beca que dan para hacer el internado es mayor que lo que dan para hacerlo en Inglaterra, además de que en ese país tener armas de fuego es legal. El inconveniente es que si al final se decide por esa opción tendría que esperar hasta enero para comenzar el internado allá.

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