ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

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EL SECRETO DE SAILOR JUPITER

CAPÍTULO 46

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

P.O.V. MAKOTO

Desde mi infierno, donde he tenido la suerte y desgracia de verlo todo de manera omnipresente, pude saber desde mi muerte, dónde ha escondido Luna el cristal de Plata durante todos estos años, así que aunque he venido al mundo de los vivos por un breve periodo de tiempo con el objetivo principal de poner a salvo a mi pequeña, también vengo dispuesta a destruir el maldito Cristal de Plata que liberará el poder robado a quienes fueron los seres más poderosos de la Liga Interplanetaria antes de la fundación de esa tiranía llamada El Milenio de Plata: Los habitantes de los planetas interiores.

Sin embargo, antes de morir de nuevo necesitaba hablar con Rei una vez más, pedirle un último favor; por lo que sabiendo que ahora mismo está escondida en Itoman y cual es su habitación, utilicé la teletransportación para aparecer en la que desde mi infierno supe cual era su habitación; sin embargo, al llegar no me esperaba encontrarme ahí con las personas que más he amado en vida y muerte: Mi pequeña Midori que yace moribunda en la cama de Rei, mientras que en el sofá de la habitación, estaba mi querido Andrew.

Sabía que debía irme de ahí antes de que despertara Andrew, pero al ver a mi muchachita moribunda y la expresión de terror en su carita, me incliné para besar su frente que provocó que sus labios se curvaran en una media sonrisa; sin embargo, cuando estaba a punto de teletransportarme fuera de la habitación , sentí a alguien abalanzándose con tanta fuerza sobre mí que me derribó.

—¿Intentando escapar? ¡Claro que no!— Escuché la voz de Andrew que me hizo entrar en pánico; pues descubrí que tiene más fuerza física que hace dieciséis años, y liberarme de él que trataba de someterme se me estaba dificultando.

¿Y si me disparaba con el dispositivo en su brazo y me asesinaba antes del equinoccio de primavera? ¡Entonces no alcanzaría a salvar a nuestra hija!

¿Y si le gritaba que era yo? ¡Entonces menos me querría dejar ir! Y si me miraba a los ojos y descubría que soy yo, entonces corría el riesgo de perderlo y dejar a mi pequeña sin su padre.

¿Y si lo electrocuto un poco? ¡Podría funcionar! Mi propio ataque no se me regresaría porque me estoy defendiendo y no hay intención de hacerle daño deliberadamente; sin embargo, aunque eso podría darme tiempo para huir, dejaría intranquilo su corazón.

—¡Sólo no te mato porque me vas a decir donde esconden el cristal, maldita desgraciada del infierno!—Gruñe furioso mientras intento liberarme de él.

Con pesar, le doy un rodillazo en el estómago, tan fuerte que me doy cuenta de que logro sofocarlo, pues afloja su agarre, así que comienzo a arrastrarme para apartarme de su lado, sin embargo, con renovadas fuerzas me atrapa, dispuesto a no dejarme ir.

De pronto escucho pasos y gritos fuera de la habitación. ¡Vienen en camino! Así que al tiempo que escucho que alguien mueve el pomo de la puerta desde afuera, le suelto una descarga eléctrica que le provoca soltar un quejido pero no me suelta, así que recurro a meterle un puñetazo en el rostro que provoca que me suelte, y a pocos estoy de que vuelva atraparme, pues alcanza a tomarme del moño trasero de mi falda de sailor, pero al intentar escapar de él me arranca el moño, por lo que aprovecho para rápidamente teletransportarme fuera de ahí.

P.O.V. ANDREW

La puerta se abre, y casi inmediatamente veo el cuarto iluminado que me muestra a Aries y Rei con el rostro desencajado.

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