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CAPÍTULO SESENTA Y SIETE
INSTITUTO DURMSTRANG
LOS DÍAS SE CONVIRTIERON EN SEMANAS. Ya no había más días de entrenamiento o estrés de no comprender lo que su abuelo Tom le intentaba enseñar, no desde ese día. El primero de Septiembre de 2019 Ares comenzó una nueva etapa en el Instituto Durmstrang, dónde ahora se encontraba junto a sus padres. Dicho Instituto se encontraba ubicado en las regiones más frías de Noruega o Suiza, aunque Ares no recordaba bien cuál era ya que, claramente, era un secreto Ministerial. Él chico Riddle se encontraba en una de las torres que poseía dicha escuela, escuchando la conversación que sus padres estaban teniendo con él Director de Durmstrang, quién parecía honrado que la familia real tuviera a su escuela dentro de sus altos estándares. Aun así, los ojos esmeraldas de Ares se mantenían en las ventanas, observando lo que se encontraba detrás de ellas: El castillo de Durmstrang no era tan grande cómo el de Hogwarts, con solo cuatro pisos que, aunque no fueran tan inmensos, tenían lo suficiente para la considerable cantidad de estudiantes que recibían cada año. Aún así, sus jardines eran un poco más amplios que los de su antigua escuela, estando rodeados por un inmenso lago en el que él chico Riddle había podido notar algunas criaturas marinas que le parecían de lo más interesante, antes de cruzar un puente de piedra que los llevaría al jardín principal de la escuela. En realidad, era un lugar precioso.
Él chico Riddle se encontraba vistiendo un uniforme bastante bonito de colores oscuros, que consistía en un pantalón café casi negro, combinando con unas botas altas de color negro que, después de verse unos minutos, se dio cuenta que le quedaba bastante bien. Además, el suéter que utilizaba aquel día era de color negro, lo que le daba un cambio bastante notable al traer la túnica de Durmstrang encima de su uniforme, la cuál era tan roja que Ares solo podía pensar en la sangre. A pesar de que su uniforme debería traer un sombrero de piel, prefirió dejarlo de lado al no ser obligatorio. Su atuendo, combinado con sus pequeños rizos ordenados de manera bonita, lo hacían lucir completamente apuesto.
—Ares.—Escuchó la voz de su madre, provocando que él mencionado dejará de observar la ventana, para así poder dirigir su atención al trio de adultos.
—¿Si, mamá?—Dijo este, acercándose a ellos.
—Nosotros debemos irnos a Londres, él Director Karllet te dará el recorrido, ¿De acuerdo?—Ares asintió ante las palabras de su madre, quién se acercó a él para poder darle un pequeño abrazo, siendo correspondida por este.—Todas tus cosas están en tú habitación, imagina que es un Hogwarts de otro país. ¿Si?
Un Hogwarts sin la pandilla de plata, pensó Ares.—Eso haré.
—Te extrañaré mucho.—Continuó diciendo Scarlett, tomando el rostro de su precioso hijo, mientras que este le sonreía un poco.—Mucho, mucho, mucho.—Agregó, volviendo a envolver a su hijo entre sus brazos, sin querer irse.
