¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO NOVENTA Y DOS
BAILE DE NAVIDAD
DESPERTÓ, respirando de una manera completamente pesada y sintiendo cómo su cuerpo le ardía cómo el infierno mismo, abriendo sus preciosos ojos esmeraldas para así darse cuenta del lugar en donde se encontraba. Sin que su respiración pudiera calmarse, se dio cuenta de que estaba en la habitación de la pandilla de plata. Observó a Scorpius dormir en el piso frente a su cama junto a Kai y Jason, mientras que Maxwell y él chico Montague se encontraban en la cama que estaba a su izquierda, abrazados de una manera bastante cariñosa, lo cual le hacía dudar de la relación que estos tenían.
Junto a él, en la cama que estaba de su lado derecho, se encontraba su novia durmiendo de una manera bastante tranquila, con sus cabellos rubios cayendo por su rostro dándole a entender que, aunque pareciera tranquila, había durado bastante para poder dormir. En el momento en que estuvo por levantarse para poder estirarse un poco, sintió algo contra sus piernas.
Con los brazos sobre estás, con su cabeza pegada en estos, pudo distinguir los cabellos azabaches de Albus Potter, quien extrañamente se había colocado cerca suyo, bastante cercano a comparación de sus demás amigos.
Sintió cómo su cabeza le dolía, soltando un pequeño gruñido con molestia, antes de notar el desastre que había en la habitación. Preguntándose porque había una cama destrozada cerca suyo, pensando que se trataría de la cama de Scorpius o Albus, al notar un par de libros tirados cerca de esta, al mismo tiempo en que estaba notando cómo los trofeos y peluches, de las otras dos, se encontraban en perfecto estado.
Retiró los brazos de Albus con cuidado, sin dejar de sentir cómo su cuerpo le dolía cómo el infierno, sin poder recordar nada de lo que había pasado. Solo recordaba haberse desmayado en la sala común, después de recibir un hechizo. Pensaba, malamente, que solo lo habían llevado a la habitación de la pandilla de plata después de ello.
Observó el reloj de la habitación, notando cómo este parecía marcar las diez de la mañana. Después de haberse sentado en la cama, tronó su cuello provocando que un crujido bastante satisfactorio llegara a sus oídos. Soltó un suspiro cansado, antes de carraspear un poco su garganta.
—¿Por qué siguen dormidos?—Preguntó, con una voz mucho más ronca de lo normal gracias al haber despertado hace unos pocos minutos, de manera lenta. Dirigió sus ojos esmeraldas al despertador más cercano, haciendo un ligero movimiento de cabeza para que este comenzará a sonar con brusquedad.
Kai, teniendo el sueño un poco más ligero, fue él primero en despertarse, musitando en su idioma si bien notó cómo sus sueños eran interrumpidos.—¡Apaguen esa maldita cosa del infierno! ¡Jason!—Comenzó a empujar a Scorpius, sacudiéndolo, ya que pensó que este era su mejor amigo al no haber abierto los ojos.—¡Jason, apaga esa cosa, quiero dormir!
