❝¡FELICIDADES! CADA DÍA ESTÁS MÁS CERCA DE TÚ MUERTE.❞
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CAPÍTULO VEINTIDÓS
CUMPLEAÑOS NÚMERO DOCE
ARES SABÍA QUE SUS AMIGOS TRAMABAN ALGO. Desde el momento en que despertó completamente solo en su habitación supo que sus amigos estaban tramando algo para él, solo que no tenía idea de que. Su mente idealizaba la idea de que querían ignorarlo para así festejarle a lo grande o que simplemente habían bajado a la sala común para felicitarlo pero, eso no fue así. Cuándo entro había recibido un par de felicitaciones de algunos compañeros que fueron lo suficientemente valientes para acercarse a él, al igual que en el gran comedor. Estuvo rodeado a varias personas pero, ninguno de ellos era alguno de sus amigos.
Se sentía completamente extrañado al no haberlos visto desde el momento en que se fue a dormir, sin que estos entraran a sus clases o que hayan tocado el tema de su cumpleaños que, para él, era completamente especial. Ares no mentiría, si le dolió un poco al notar cómo ninguno de sus amigos lo habían felicitado, o al menos haber estado con él en sus clases.
La mañana en la que se levantó encontró un poco más de una docena de regalos de cumpleaños de parte de su familia, por lo que estaba completamente agradecido de haber tenido cada una de aquellas cosas. Sus regalos iban desde los libros con encantamientos más complejos hasta los más extraños artefactos mágicos. Había deseado tener aquellas cosas por meses y, en el momento en que las tenía, no se había sentido completamente feliz.
Él chico Riddle había decidido sacar a su nueva mascota de la jaula en la que habitaba, para que esta fuera su compañera todo el día, ya que, al momento de almorzar, sus amigos tampoco estaban ahí; Sí, estaba molesto e increíblemente herido.
Así que, en uno de sus periodos libres, decidió ir a los jardines delanteros de Hogwarts para así poder descansar debajo de uno de los árboles con su pequeña serpiente enrollada en su brazo de manera amigable. Las personas que pasaban le sonreían, mientras que algunos lo felicitaban y, para su sorpresa, recibió un par de regalos de algunos cuantos, antes de salir despavoridos por la serpiente que tenía en su cuerpo; En el momento en que llegó al árbol, colocó su espalda en el inmenso tronco de este para así poder acomodarse.
Sacó el collar que sus padres le habían regalado, mientras que sentía cómo su serpiente se deshacía un poco de su agarré, dirigiendo sus ojos esmeraldas a la letra de este, apretándolo con poca fuerza. Entonces, el pequeño holograma de sus padres junto a él se mostró frente a él, provocando su sonrisa.
—Los extraño mucho.—Murmuró Ares, al mismo tiempo en que volvía a presionar el collar para notar cómo la energía escarlata desaparecía.—Pero, no están aquí.
—Podrías ir con ellos.—Dijo una siseante voz en su oído, provocando que sus ojos se dirigieran a la serpiente que estaba cerca de él, notando cómo esta lo observaba. Frunció las cejas al notarlo.—Me entendiste.
