042: Encontrar a los culpables

1.5K 190 402
                                    

❝¿QUIÉN, EN SU SANO JUICIO, LO HARÍA?❞

❝¿QUIÉN, EN SU SANO JUICIO, LO HARÍA?❞

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO CUARENTA Y DOS

ENCONTRAR A LOS CULPABLES


TODO EL GRAN COMEDOR SE UNDIÓ EN UN SILENCIO. Cada persona en el lugar mantenía su atención en él príncipe, quién mantenía sus ojos fijos en una de las enormes esculturas de sus padres, después de haber sentenciado a muerte a quién fuera que le hiciera aquella ''broma''.  Por primera vez en toda su vida, Ares Riddle se veía horrible. Este se encontraba con su uniforme lleno de sangre que habían salido de sus múltiples heridas en el rostro, las cuáles se veían completamente espantosas para la vista de cualquier persona. Ares, sin querer hablar con nadie o que alguien lo ayudará, había caminado hacía la mesa de los profesores, donde se sentó en el asiento de la Directora McGonagall, cuyo asiento se asemejaba a un pequeño trono dorado. Ares se mantuvo en ese lugar, esperando.

Con dolor, había negado la ayuda de sus mejores amigos para que siguieran en la mesa de las serpientes, mientras que estos murmuraban entre ellos para encontrar alguna manera de acercarse al, aparentemente, líder de la pandilla de plata. Este no quería su ayuda, no quería que se acercarán a él por miedo de que algo dentro de él surgiera por el inmenso odio que estaba sintiendo en aquel momento. No quería lastimarlos.

En cambio, Madame Pomfrey se había acercado a ayudarla pero, él príncipe simplemente la rechazó, deseoso de que su madre viera lo que le había pasado, de que su preciada madre observará con horror lo que su rostro poseía en aquel momento, Porque él lo sabía, en cuánto Scarlett Riddle observará a su único hijo en aquel estado, Hogwarts ardería.

Había mandado a su pequeño dragón mensajero en busca de sus padres hace unos momentos, por lo que solo le quedaba esperar. Entonces, sin apartar sus ojos esmeraldas de aquella estatua de oro en la que estaban sus padres, escuchó un enorme estruendo en alguno de los pasillos principales del castillo, provocando una sonrisa de lado que ardió cada segundo.

No pasaron ni dos segundos, cuándo las enormes puertas del gran comedor fueron abiertas de una manera brusca, mostrando a un par de personas que cada mago en el lugar reconocería donde fuera. Estos respiraban de una manera ligeramente agitada, provocando que sus ganas de llegar con prisa hacía aquel lugar fueran completamente notorias. La hermosa mujer de túnicas oscuras dirigió sus ojos a cada lugar del gran comedor, hasta que sus ojos esmeraldas se detuvieron en la mesa de los profesores. Ahí, se encontraba su hijo con sus ojos puestos en alguna de las paredes, mostrando su perfil.

—¿Ares?—Cuestionó él hombre Riddle, colocándose junto a su melliza, mientras que sus ojos esmeraldas se colocaban en él mencionado. Este, sin perder tiempo, los observó.

En el momento en que lo hizo, los ojos de la mujer Riddle se abrieron con sorpresa, mientras que su mellizo obtenía una reacción casi idéntica a la suya. Scarlett soltó un grito ahogado en el momento en que observó a su pequeño de aquella manera, mientras que podía sentir el miedo en el aire y, realmente, no sabía si le pertenecía a su familia o a los estudiantes en el castillo.—Mi amor...

𝑨𝑹𝑬𝑺 | 𝑯𝑨𝑹𝑹𝒀 𝑷𝑶𝑻𝑻𝑬𝑹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora