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CAPÍTULO UNO
VIAJE
EL PRIMERO DE SEPTIEMBRE LLEGÓ TAN RÁPIDO PARA AQUELLOS ESTUDIANTES TAN ANSIOSOS DE LLEGAR A SU ESCUELA. La estación de Kings Cross, una estación completamente abarrotada, estaba llena de gente intentando llegar a su destino. Una locomotora de vapor, de color escarlata, estaba a menos de veinte minutos de partir, mientras las enormes cantidades de personas estaban despidiéndose de sus familiares. El humo de la locomotora se elevaba sobre las cabezas de la ruidosa multitud, mientras algunas cantidades de estudiantes comenzaban a adentrarse a la enorme locomotora. La mayoría de los primeros vagones estaban repletos de estudiantes, algunos de estos estaban asomados por las ventanillas para hablar con sus familiares, otros discutiendo sobre los asientos que iban a ocupar.
En la entrada a la estación nueve y tres cuartos, una docena de magos que poseían túnicas oscuras entraron al lugar siendo liderados por un hombre de cabellos oscuros, con sus varitas aferradas a sus manos. En medio de ellos, se encontraba un trió de personas que estaban siendo, de alguna manera, protegidas por aquellos que formaban parte de la brigada real. La mirada de las personas se dirigió a ellos, al mismo tiempo en que muchos de estos se despedían de sus hijos para por irse lo más rápido posible; Él pequeño Riddle, sin importarle mucho la actitud que estaban manteniendo con la llegada de su familia, se dispuso a buscar a la familia Malfoy con la mirada pero, no los encontró.
Frunció sus cejas, al mismo tiempo en que dirigía sus ojos esmeraldas al apuesto hombre de cabellos castaños que iba al lado de él.—Papá, ¿Podrías decirme la hora?
—Cuándo entramos faltaban doce minutos para las once.—Comentó este, dándole una ligera mirada a su pequeño hijo.—El tren no se irá sin ti, Ares. No tienes porque preocuparte y, si lo hace, lo derribaré.—Le guiñó un ojo, provocando una pequeña risa de su parte.
—¿Completamente seguro de qué tienes todo?—Preguntó Scarlett, al mismo tiempo en que llegaban al enorme tren, mientras las multitudes se alejaban de ellos. Su hijo asintió.—De acuerdo, nos veremos en vacaciones de navidad... por favor no hagas nada que nosotros no haríamos.
—Entonces no aprobaré pociones.—Dijo Ares, provocando una pequeña risa de parte del Rey.—Escríbanme, por favor... no siempre pero, intenten hacerlo.—Agregó, acercándose al par de adultos que estaba ahí para así poder abrazarlos, estos le regresaron tal acción.
—Te escribiré todos los días.—Canturreó Theodore, en el momento exacto en donde se separaron del tierno abrazo que se estaban dando.—Así podrán burlarse de ti pero, si lo hacen, ¿Qué es lo que harás?
—Quemarlos vivos.—Respondió él pequeño Riddle, mientras sus padres soltaban una pequeña risa.—O hacerlos tragar huevos de hipogrifos, ese me lo enseño él abuelo Timmy.
