❝SI UN BLAIR NO HACE UN DRAMA DIARIO, NO ES PARTE DE LA FAMILIA.❞
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CAPÍTULO TREINTA Y SIETE
¿DRAMA FAMILIAR?
LA MAÑANA DEL TREINTA Y UNO DE OCTUBRE COMENZÓ SIENDO FRÍA, con una gran cantidad de viento llegando a las ventanas de cada habitación, sintiendo el frío erizar la piel de cada estudiante que pasará. El sol apenas se había asomado por las enormes montañas que rodeaban el castillo, mientras que una enorme cantidad de estudiantes se encontraban plácidamente dormidos en sus habitaciones. La pandilla de plata, sin ser la excepción, se encontraba en su habitación con una imagen poco atractiva. Maxwell se encontraba en el piso, con una gran cantidad de envoltorios de dulces a su alrededor mientras que su rostro estaba lleno de restos de chocolate. Él hijo de los Montague, en la cama de Maxwell, estaba plácidamente dormido boca abajo con uno de sus pies fuera de la cama, con casi una docena de cobijas cubriendo su divertida pijama de unicornios azules que brillaba cada cierto tiempo. Scorpius, en su cama, se encontraba en una extraña posición que provocaba que su boca dejará escapar una buena cantidad de baba, con sus desordenados cabellos rubios, los cuales ya estaban bastante largos, esparcidos por su almohada. Albus, quién parecía más normal que sus amigos, estaba acostado boca arriba con la boca abierta provocando que grandes ronquidos escapara de esta. Él chico Riddle, en cambio, dormía con una pierna abrazada a una almohada mientras que su brazo estaba apoyado en otra, murmurando un par de cosas que eran inaudibles para los demás, con una buena cantidad de envoltorios de varitas de regaliz por todos lados.
Albus, quién se encontraba en la cama de al lado, comenzó a sentir como algo acariciaba su pierna, por lo que comenzó a mover esta. Entonces, aquellas caricias comenzaron a subir hasta que llegaron a su cuello, donde pudo escuchar un pequeño siseo. Abrió los ojos con pesadez, antes de soltar un enorme grito.—¡Ares!
Él mencionado se levantó de golpe al haber escuchado aquello, al mismo tiempo en que sus demás amigos se despertaran por el ruido. Él chico Riddle abrió los ojos de golpe al momento en que notó porque su amigo había gritado su nombre. Ahí, frente a Albus, se encontraba Nagy. Su serpiente observaba al chico Potter con cierta curiosidad, aunque este pensaba que lo veía como su presa.
—Apártate de él.—Siseó Ares, al mismo tiempo en que sus amigos le dirigían la mirada al haberlo escuchado hablar en pársel.—No lo volveré a repetir.
Nagy observó a su amo por unos momentos, antes de comenzar a bajar de la cama del chico Potter, dirigiendo su cuerpo hacía su jaula oscura, la cual se cerro con un movimiento de la mano de su dueño. Este dirigió sus ojos esmeraldas a sus amigos, notando como Albus se había acostado boca arriba, con una mirada aterrada.—¿Hablas pársel?
Ares dirigió sus ojos a Maxwell, quién había hablado, antes de asentir.—Sí, yo tampoco lo sabía hasta hace un poco.
—No me sorprende.—Mencionó él hijo de los Montague, acomodándose en la cama del chico Fallen.—Desde que te conozco, muy pocas cosas pueden sorprenderme.
