¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO CUARENTA
AARON MONTGOMERY
LOS OJOS AZULES DE AQUEL ADOLESCENTE NO PODÍAN APARTARSE DEL CHICO RIDDLE, IMPRESIONADO. Habían pasado veinte años desde que había fallecido, para así poder ingresar a la paz eterna y, desde entonces, no se había preocupado por pensar en aquellos que lo habían asesinado. Al principio, con el paso de los días, su corazón estaba lleno de ira e impotencia por su repentina muerte pero, después, solo llegó la paz. Había vivido casi dos décadas con un corazón sanado, con la idea de haber muerto sin la necesidad de haber dejado algo inconcluso en el mundo de los vivos pero, ahora, con aquel chico de cabellos castaños frente a él, las cosas cambiaron.
El vivo recuerdo del dos de mayo llegó a su mente: El precioso Hogwarts destrozado, llegando a ser tantas ruinas que era casi imposible combatir dentro de el, con docenas de muertos a su alrededor, mientras que sus oídos se llenaban de los horrorosos gritos de dolor, ellos habían llegado. Aquellos mellizos que destruían todo a su paso, aquellos a los que no les importaba más que la corona que tenían sobre sus cabezas, algo más que ellos dos.
Recuerda haber peleado a muerte con Theodore durante horas, hasta que este le había arrebatado la espada, comenzando a pelear con sus respectivos poderes Blair. Fueron horas de cansancio e inmensa adrenalina, hasta que llegó la mañana del tres de mayo, donde todo había cambiado. Su mente regresó al momento en que el par de dragones de la familia Blair volaban sobre los cielos, con un inmenso rugido saliendo de sus respectivas bocas, antes de su final. Theodore, él mellizo varón, había sido él primero de los dos en caer, siendo quién había obtenido mayor parte del filo de la espada, antes de que fuera su turno.
Sus ojos azules recuerdan el momento en que la chica Riddle lo había visto, después de haber perdido a su hermano. Aaron juró jamás haber visto algo tan terrorífico en su vida: Scarlett Riddle lo había observado de la manera más tenebrosa que alguna vez pudo pensar, con sus ojos esmeraldas llenos de tristeza, agonía e inmensa ira pero, a la vez, estando perdida.
Montgomery sabía perfectamente que Scarlett podría parecer una chica normal, sin querer utilizar demasiado su poder Blair ni molestarse en querer asesinar a alguien si ''no es necesario'' pero, oh Dios, cuándo se enojaba. Ella era él mismo Diablo.
Y, en realidad, él lo comprobó.
Recuerda haber visto como su amada abuela fallecía a manos de su, en ese entonces, ex esposo de una manera cruel, sin que este tuviera el mínimo arrepentimiento de sus actos.
Cuándo el cuerpo de aquella mujer, que había sido una madre para él, cayó al piso, su mundo pareció haber terminado pero, claro que no, su mundo terminó cuándo la chica Riddle siguió con él. Recuerda haber visto como se levitaba entre toda aquella energía escarlata, antes de hacer su tan famosa pregunta.—¿Quieres saber qué es lo que sentí?
