❝UN DESTINO TAN IMPORTANTE CÓMO EL SUYO, ERA ATERRADOR.❞
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO NOVENTA Y UNO
PROFECÍAS
SCARLETT DEJÓ ESCAPAR UNA RISA al haber escuchado tal cosa. Observó a aquel apuesto hombre frente a ellos durante unos momentos, mientras que una sonrisa aparecía en sus labios al dejar de reír. Notó la seguridad en los ojos azules del Rey de los dragones azules, escuchando un bufido de parte de su mellizo, quien había rodado los ojos al escucharlo.
—No me hagas reír.—Dijo, a pesar de ya haber reído, con la atención de aquel hombre en ella.—¿Realmente crees qué voy a creer en tu palabra? Nos engañas cada vez que tienes la oportunidad. En vez de Rey azul, deberías ser él Rey del engaño.
—Un sutil nombre, que realmente no me describe.—Respondió Yaliy, colocando el libro de profecías frente a él, mostrándoselo al par de mellizos que lo observaba con atención.—Si fuera la profecía de su madre o la de ustedes, probablemente ni me tomaría la molestia de escalar el muro una vez más para venir a mostrarles este libro.—Lo alzó un poco, sacudiéndolo ligeramente.—Si no creen en mis palabras, deben creer lo que nuestra sangre proclama.
—¿Y si tú fuiste quien lo escribió?—Cuestionó Theodore, sin estar convencido completamente.
—Nadie puede escribir en el, ni siquiera yo.—Admitió, sin querer ocultarlo.—Es uno de los libros más viejos de todos, se podría decir que es casi tan viejo cómo el libro de la familia, donde estamos todos y cada uno de nosotros.—Agregó, tendiéndoselo a Scarlett.—Léelo.
Scarlett lo tomó entre sus manos, dudando un poco, mientras que sentía el relieve que este poseía, notando cómo algunos parecían ser pequeños rasguños de distintas criaturas.—¿Por qué yo?
—Solo personas relevantes para la familia Blair pueden leerlo.—Respondió, siendo honesto.—Es sagrado y bendecido por Bluemoon, jamás pensé que debí de mostrarlo pero, cómo dije, si mi hermano no quiere hacerlo, yo lo haré.—Ladeó su sonrisa.—Él tiene uno idéntico, las profecías surgen cuando alguien nuevo nace y lo ha hecho por siglos, en cambio, hace cientos de años se creo una profecía que exigía a los legítimos herederos de los grandes Blair, el heredero de mi hermano y él mío, quienes estaban destinados a pelear hasta la muerte, incumpliendo con el orden natural de que él mayor asesina al menor.
—Cuyo orden tú creaste.—Comentó Theodore, apretando su mandíbula con solo recordar que tenía frente a él al culpable de casi haber perdido a su melliza cuando tenían diecisiete años.
—Detalles.—Respondió Yaliy, soltando una pequeña risa.
—No existen dos herederos, ahora solo es uno.—Dijo Scarlett, regresando al tema principal.
