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El primer curso de Eris era bastante fácil de resumir

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El primer curso de Eris era bastante fácil de resumir.

Lily se había convertido en su mejor amiga, no había nada que no le contara, a excepción de sus poderes, algo que solo conocían los profesores de Hogwarts y su familia. Habían pasado tantas horas juntas a pesar de la diferencia de casa que se le había hecho imposible no considerarla su mejor amiga, un gran descubrimiento para una niña que se había sentido sola desde los nueve años.

Severus era su apoyo fundamental dentro de Slytherin, todas las horas que pasaban juntos los había acercado de una manera increíble, y agradecía demasiado que se quedara a su lado a pesar de su relación con su hermano mellizo, el mal comportamiento de James y sus amigos hacia Severus no había hecho más que acercarlos, teniendo siempre un tema del que hablar, criticar todas y cada una de las actitudes de aquellos cuatro.

James y ella habían terminado por empeorar su relación, Eris no tenía ni idea de como aguantaría todo el verano con él. Antes mínimo se hablaban bien, ahora solo peleaban, nada más que se comunicaban con gritos y peleas. Por lo que casi que habían decidido que lo mejor que podían hacer era ignorar su parentesco y hacer como si no se conocieran.

Ni hablar de los amigos de su hermano, que solo sabían molestarlos, y la tenían tomado con su amigo Severus. Cuando ella salía en defensa de su amigo junto con Lily, su hermano se molestaba, y eso terminaba en una discusión en la que nadie se metía, porque ninguno podía entenderlos, James le echaba en cara que era rara y un monstruo, mientras que Eris lo tachaba de envidoso y caprichoso. Había un pacto no escrito entre los dos grupos de no meterse en las peleas de los hermanos

Las clases con sus poderes iban bien, o eso creía ella, no llegaba muy lejos, la profesora McGonagall sugería que se aferrara a alguien para controlarlos, como si fuera un patronus, lo había intentando con Lily, que era la persona más cercana que tenía en esos momentos, pero no parecía suficiente. La profesora también le había dado varios libros que había encontrado en antiguas bibliotecas de Londres, había tenido que pedirlos y buscarlos a fondo, pero tampoco se encontraba mucha información, aún así los tenía en su baúl para leerlos en verano.

Y si algo se podía añadir a todas estas situaciones, era el odio que le tenía a Sirius Black, eran incapaces de mantenerse en una misma habitación sin insultarse, y era con el que más choque había tenido del grupo de cuatros, no podían ni mirarse sin que una mueca de asco apareciera en sus rostros, era algo mutuo. Nadie entendía de donde llegaba ese choque entre ellos, pero allí estaba.

Ahora mismo se encontraba en el bosque al lado de su casa, estaba justo después de pasar el prado. Eris odiaba el prado, desde el día que le había mostrado sus poderes a James, por lo que siempre lo cruzaba para terminar en el bosque, que le recordaba a Hogwarts.

Estaba sentada junto a Alya, mirando las estrellas, a su lado tenía su bloc de dibujo junto con las acuarelas que su abuela le había regalado de su viaje a Suiza, dibuja tranquila. Eris adoraba dibujar, había encontrado en su cuaderno un refugio después de dejar de jugar con su hermano a los nueve años, desde que empezó a pasar más tiempo sola.

En esos momentos la única luz que la alumbraba era la luna llena en todo su esplendor, y se notaba que era bien entrada la noche. Pero no le preocupó en absoluto, tenía doce años únicamente y a cualquier padre le hubiera dado un infarto al notar que su hija no estaba en la casa a esas horas, pero no era el caso de Eris, sus padres le habían dado espacio, quizás demasiado, porque ella no podía evitar compararse con el resto de chicos de su edad, sin embargo, siguió dibujando.

Cuando a penas podía ver se le ocurrió una idea, se esforzó por usar su poder en una pequeña esfera morada que le alumbrara el dibujo, y lo consiguió, sintiéndose muy orgullosa. Había dibujado una postal que su abuela le había mandado de Venezia.

La abuela Potter era un personaje peculiar, porque era la persona a la que Eris más quería del mundo, y disfrutando de su vida como viuda se dedicaba a conocer todos los sitios que no le había dado tiempo a ver junto a su marido, y le encantaba mostrarle todos los sitios que visitaba a su nieta, y a ella le encantaba recibir sus cartas. La señora Potter siempre repetía delante de su hijo que no tenía nietos favoritos cuando venía de visita, pero cuando le daba las buenas noches a su nieta, arropándola en su cama siempre le decía que era mentira, pero que le guardara el secreto de que ella era su favorita. Realmente era la única persona que le hacía saber lo importante que era para ella.

Eris decidió que era hora de volver, recogió sus cosas, metiéndolas en un pequeño bolso, y apagó la esfera que la iluminaba, para después llevarla en sus manos, para no caerse por el camino, al salir del bosque, llegó al prado y a lo lejos divisó las luces de su casa, la única que se veía encendida era la de la habitación de James, por lo que supuso que sus padres se habrían ido ya a dormir.

Entró con cuidado, y sigilo, y justo cuando iba a entrar en su cuarto, James salió del suyo, ella instintivamente hizo desaparecer la esfera morada que le había alumbrado todo el camino, evitando que se hubiera caído por las escaleras.

- Iba a por un vaso de leche - le dijo un poco incómodo.

Eris asintió, mirándolo sin ningún sentimiento, y se adentró en su habitación, sabiendo que James le había mentido, porque todavía seguía conociéndolo mejor que a nadie.

James se había quedado despierto hasta estar seguro de que Eris había llegado, preocupado por las altas horas de la noche, pero nunca se lo confesaría, sería herir su orgullo.

Eris entró cansada, deseando dormirse de una vez, pero antes quería leer la carta que le había llegado esta mañana de su abuela, había mirado solo la postal, hasta ese momento.

Querida, Eris:

Espero que tus vacaciones vayan de maravilla, la semana pasada estuve en Francia, y vi a la familia Black, me acuerdo de que me habías dicho que el mayor no era precisamente de tu agrado, querida, pero a mi la verdad me hizo gracia verlo poner mala cara a todo lo que decía su madre. 

La anterior estuve en Venezia, te he enviado una postal para que veas lo preciosa que es, aunque sigo sin perder la esperanza de poder llevarte conmigo en algún momento, y que puedas verlo con tus propios ojos, y dedicarte a pintarlos en vivo y en directo, no solo a través de postales y fotografías, que aunque se parezcan, no tienen ni punto de comparación, yo sigo prefiriendo tus dibujos, cariño.

Mi próximo destino es Viena, me acompañará mi querida Amy, creo que la recuerdas, mi mejor amiga de Hogwarts, espero que tú tengas una relación tan duradera como la nuestra con tu amiga Lily.

Pd: Espero que te hayan gustado las acuarelas.

Con mucho cariño, tu abuela.

Eris se durmió con una sonrisa, no podía negar que adoraba a su abuela, y que todo lo que viniera de ella la llenaba de felicidad.

Chaos || S.BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora