Chaos || S.Black

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El tercer año de Eris no se vio alterado por mucho, su rivalidad en la clase junto con Black seguía presente, sus amistades parecían ir mejor que nunca, solo le parecía que había un hecho para recordar de ese año, y es el que estoy a punto de contarte.

Eris y la profesora McGonagall habían ido ese día al bosque prohibido, algo extraño por lo que los bromistas de Hogwarts hubieran peleado. Nada se podría comparar a tener permiso para ir al bosque prohibido.

Este año, la profesora McGonagall le había sugerido a Eris avanzar con sus poderes mentales, los magos normales utilizan la legeremancia para ello, pero aún así no todos eran capaces de conseguirlo, era complicado. Y Eris tenía la oportunidad de dominarlo de una manera más peculiar, en los libros que había leído hasta sabérselos de memoria, venía que las brujas psíquicas dominaban el control mental de una manera mucho más fácil de lo que se puede conseguir hoy en día. Eris estaba emocionada con ello, y para cuando llevaban unos cuantos de meses probándolo con animales, vio resultados, que la emocionaron.

- Enhorabuena, señorita Potter - le dijo McGonagall- No tengo ninguna duda de que usted será una bruja ejemplar para su generación.

- Gracias, profesora - le dijo con una sonrisa.

McGonagall no lo admitiría nunca, pero tenía una peuqeña debilidad por la chica Potter, era normal, pasaba mucho tiempo con ella por las tardes, y la estaba viendo evolucionar constantemente, tanto en clases con el resto de los alumnos, como en sus poderes y más importante, como persona, porque era imposible pasar tantas horas juntas sin que llegara a concerla.

Se había hecho de noche, y Eris le suplicó que la dejara quedarse un poco más, McGongall se lo permitió, confiaba en ella y la dejó allí sin supervisión.

Eris quería practicar porque por fin  notaba resultados después de tantas horas y meses practicando. Recordaba a los primeros animales con los que lo había intentado, en especial recordaba un conejo que nunca más volvió a saber orientarse, algo había salido mal.

McGonagall se había olvidado por completo de que esa noche había luna llena, que más le podemos pedir a nuestra profesora, si esta pendiente de absolutamente todo, era normal que se le pudiera pasar algo.

Eris estaba con un Moke, era un pequeño lagarto verde y plateado, había sido capaz de atraparlo, y en esos momento movía sus dedos con delicadeza alrededor de donde se situaba el cerebro del lagarto. Se concentró mucho en intentar que se quedara dormido y lo consiguió, en su mano se encontraba el lagarto profundamente dormido. Sonrió orgullosa, y sus ojos volvieron a su color azul, estaba un poco cansada pero estaba segura de que había valido la pena.

Escuchó las ramas moverse y gruñidos de algún lado, por lo que sus sentidos se pusieron alerta, sus ojos se volvieron morados de nuevo y se puso de pie a la defensiva, de sus manos salían dos esferas moradas en constante movimiento, mientras ella movía los dedos con delicadeza. Nunca llevaba la varita con ella en las clases, porque no le serviría de nada, pero ahora mismo, hubiera deseado no depender únicamente de unos poderes que no controlaba del todo.