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El verano no fue muy entretenido, la mayoría del tiempo se la pasó en la casa Black

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El verano no fue muy entretenido, la mayoría del tiempo se la pasó en la casa Black. Walburga estaba encantada, siempre le ofrecía ir con ella a tomar el té, o a comprar ropa, haciendo con ella lo que hubiera hecho si hubiera tenido una hija. Eris al principio estaba agobiada por tanta atención, sus padres no le daban tanta importancia como lo hacía la señora Black, pero al final terminó por agradarle, se sentía como en casa junto a la familia Black, supuso que eso es lo mismo que sentiría Sirius cuando llegaba a su casa, porque se veía casi igual que ella.

En esos instantes se encontraba en una habitación que los Black utilizaban para reuniones junto a Regulus, la señora Black se lo había dejado para que pintara, tenía todo listo, el lienzo, el caballete montado, y las pinturas a su lado, y mientras Eris insistía en que debería hacerle un retrato a su amigo, este se negaba, tirado en un sofá.

- Eres idiota - le dijo - te haría más guapo, si es lo que te preocupa.

- No puedes mejorar la perfección - le dijo riendo.

Eris se rio, porque Regulus tenía el ego muy alto, y adoraba cuando hacía ese tipo de comentarios que los llevaba a una absurda conversación donde ella le negaba la existencia de tal belleza y él la afirmaba.

- Por eso te quiero pintar a ti - le respondió Eris.

Siguieron discutiendo entre risas, cuando Sirius pasó por delante de la habitación, parándose a escuchar las risas, cada vez se acostumbraba más a escuchar la risa de Eris, se le hacía muy agradable que por una vez en su casa en lugar de gritos y discusiones se encontraran risas y felicidad, no por su parte, pero era mejor que escuchar las peleas.

- Píntame a mi - dijo entrando.

Regulus y Eris dejaron de reír, la expresión que adoptó Regulus era de cansancio y aburrimiento, mientras que Eris le dedicó una sonrisa arrogante y lo miraba desafiante, como siempre, pero Sirius iba tranquilo y con su típica sonrisa burlona, mirándolos con cierta diversión.

- Es un claro ejemplo de lo que se puede mejorar - comentó Regulus.

Sirius no entendió a que venía eso, pero Eris sí. La chica trataba de mantenerse seria y desafiante, pero se le hizo imposible dejar escapar la risa por un momento. Sirius se quedó mirándola de reojo.

- Luego la presumida y engreída soy yo - dijo Eris recordando sus palabras.

- Un retrato mío sí sería digno de admirar - contestó Sirius, que se fue a sentar en el sofá junto a su hermano.

- Qué modesto eres, Black

Regulus estaba echado a todo lo largo del sofá, con las piernas encima del reposabrazo, Sirius se las apartó y se sentó dedicándole una sonrisa a su hermano, como si no hubiera hecho nada malo, mientras que Regulus lo miraba mal.

A Eris le divertía esa situación y mientras que los dos peleaban, ella se dedicaba a asomarse por detrás del lienzo para verlos, dibujándolos con delicadeza y detalle. Le gustaba verlos discutir, porque incluso así, podía notar que lo único que quería hacer Sirius era molestarlo, como el hermano mayor que era, y que Regulus a pesar de sus constantes quejas, se estaba divirtiendo. Eris sintió un poco de envidia, pero igualmente le divertía verlos así y se alegraba de todos modos. 

Tanto Eris como Sirius se encontraban ahora en la casa de los Potter, ahora la que parecía querer irse de allí era Eris, había intercambiado papeles con Sirius.

Se encontraba bajando las escaleras completamente arreglada, justo como la señora Black siempre le aconsejaba, y se sorprendió de escuchar más voces de las que se suponía que debía haber, pero luego recordó que ese día llegaba el resto de los amigos de su hermano, es decir Remus y Peter.

Estaban todos desayunando, escuchando atentamente a Fleamont Potter, que contaba alguna historia, Euphemia escuchaba desde la cocina.

- Un día tuve un incendio en mi casa - empezó a decir Fleamont - y mi hijo saltó por la ventana, teniendo la puerta al lado.

Todos se rieron mirando a James, burlándose un poco de él por su decisión en ese momento.

- Yo era el hijo - dijo divertido.

- Y yo quemé la casa - respondió Eris, intentando bromear un poco.

Todos se sorprendieron de escucharla, porque nadie había notada su presencia, tenía una expresión neutral, agarró la tostada que estaba por comerse Sirius y les dedicó una sonrisa a todos.

- Buenos días - les dijo.

- Buenos días, Eris - le dijo amable Remus.

- Buenos días, querida - respondió involuntariamente Sirius

Tantos días que habían pasado juntos este verano, y tantos reproches de su madre por ser educado y saludar de vuelta por las mañana le habían pasado facturas, porque cada vez que escuchaba a Eris darle los buenos días, le salía sin pensarlo, una respuesta automática de su cerebro ante la presencia de Eris Potter, igual que la de quedarse observando cada vez que se encontraba a su alrededor

Todos se quedaron mirándolo, era la primera vez que los escuchaban interactuando de esa manera, todos parecían no entender nada. Eris que estaba acostumbrada no le dio importancia y siguió su camino, agarrando su bolsa, a Alya y saliendo de la casa para ir al bosque.

Incluso cuando Eris había salido ya, todos seguían mirando a Sirius, que no le había dado importancia a su saludo, estaban alucinando en que los dos se hubieran quedado tan tranquilos, como algo habitual, y eso los desconcertó por completo.

Ese mismo día por la noche, Eris estaba en el bordillo de la cocina con los pies en remojo, y Remus Lupin apareció a su lado, se sentó a conversar con ella, dejándole caer una idea que había prometido no contar pero que Eris era la única capaz de ayudarlo, el plan de los tres chicos de arriba por convertirse en animagos, y aunque a Eris le parecía una locura, aceptó a ayudarlo.

Su cuarto año en Hogwarts llegó sin hacer mucho escándalo, porque realmente Eris no notaba nada que destacar, todo seguía igual, sus amigos seguían con ella, su rivalidad con James y Sirius seguía como todos los años, nada parecía haber cambiado, y fue un año tranquilo y de paz para todos.

Se acordaba de pasear todos los días por los pasillos camino a su clase junto a Severus, que casi siempre le hablaba emocionado de pociones y ella escuchaba aunque no le gustara del todo el tema, pero si a su amigo le hacía ilusión a ella también. 

Recordaba las tardes de estudio junto a Lily y Remus, que se hacían mucho más amenas junto a ellos, y también un poco menos productivas, pero no les importaba en absoluto

Podía recordar a la perfección las vacaciones de Navidad junto a Regulus en su casa, hicieron un baile en la casa de los Black, donde tanto Sirius como ella se vieron obligados a ponerse sus mejores galas y pasar la cena juntos, y todas las veces que se iba a dormir a su cuarto y al de Severus, ya que ellos habían decidido compartirlo.

También podía decir casi con exactitud todas las clases con McGonagall, en las que no se habían visto muchos avances, pero donde Eris se había desahogado completamente con su profesora durante todo el curso.

Y también podía realizar una lista con todas y cada una de las bromas que habían hecho su hermano y sus amigos.

Gryffindor ganó la copa de Quidditch, gracias a la incorporación de sus nuevos miembros, James y Sirius, pero gracias a la continúa participación en las clases de Eris, había ganado la copa de las casas, que le restregó a Black con una excelente sonrisa desde su mesa, mientras que él la miraba como si quisiera matarla. Era divertido como lo primero que habían hecho los dos al saber la notica fue buscarse con la mirada.

Un año bastante tranquilo en comparación con el que venía después.

Chaos || S.BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora