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Ese verano Eris lo había pasado en gran parte en casa de los Black

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Ese verano Eris lo había pasado en gran parte en casa de los Black. Walburga Black la había tratado como una hija más, Regulus le contó que era la única de su familia que había acabado en Slytherin, y eso hizo que la señora Black la acogiera con los brazos abiertos, además de ser sangre pura. Orion Black por su parte la consideraba una chica brillante, era educada y con unas notas impecables y le parecía una perfecta compañía para su hijo menor.

Walburga y Eris habían congeniado a la perfección, en parte porque ninguna soportaba a Sirius, tenían un tema extenso del que hablar solo con eso, por ello Eris tenía su propia habitación en la casa Black, para que viniera las veces que quisiera.

A Sirius le sorprendió verla allí, al principio le molestó un poco, pero después fue una de las mejores cosas que le podían haber pasado, la atención recayó en la invitada y no en él, su madre estaba mucho más contenta al tenerla allí y eso le quitaba de discusiones.

- Buenos días - dijo con educación entrando en la cocina de los Black.

Eris se acababa de despertar, y ya estaba arreglada, con el cabello peinado y la ropa perfectamente colocada. Walburga le sonrió y ordenó a Krecaher a que le trajera el desayuno inmediatamente.

- Buenos días, querida - le respondió el señor Black, que se encontraba leyendo el Profeta.

Regulus y Eris hablaban animadamente, mientras que Sirius intercambiaba la mirada entre los dos. Vio a Eris reírse de una forma natural, sin ningún tono frívolo, que es lo que él acostumbraba a recibir y se sorprendió, se quedó mirándola, como si fuera algo digno de admirar.

- No mires tan fijamente, Sirius - le reprochó su madre - Puedes incomodar a nuestra Eris.

Eris se giró a verlo con una ceja levantada, y él simplemente la miró mal, y ella sonrió con suficiencia, divertida por la situación, aunque no lo había notado en ningún momento.

La estancia con los Black acabó,  y Eris tuvo que volver a su casa con mucho pesar, despidiéndose con tristeza de los señores Black y sobretodo de Regulus, que la abrazó y le prometió que se verían en el callejón Diagon para comprar las cosas.

Sirius se fue con ella, era la temporada que pasaría junto a los Potter, y mientras que Eris volvía con un sabor amargo, Sirius iba con una gran sonrisa. 

A pesar de que se odiaban, pasaron todo el verano juntos de alguna manera.

Las cosas cambiaron, ahora era Eris la que pasaba la mayoría del tiempo en su habitación y Sirius sonriente y alegre, era curioso como de alguna manera eran muy parecidos aunque no quisieran admitirlo.

Era de madrugada, y Eris se encontraba en la piscina que tenían en el patio interior, escuchaba las risas que venían de la habitación de su hermano, por lo que se sumergió debajo del agua, abrió los ojos y probó algo nuevo, la luz morada se reflejaba en el agua, y con una única esfera pequeña morada, había conseguido iluminar toda la piscina era un paisaje precioso bajo sus ojos.

Al día siguiente, después de desayunar, se sentó en le borde de la piscina, dibujó su alrededor, pero de noche, y a la hora de pintar el agua de la piscina lo cambió por morado, quedando el paisaje que debería haberse visto ayer si alguien se asomaba.

Escuchó las risas acercarse de parte de James y Sirius, que iban directos a la piscina, pero Eris ni se inmutó por ellos, estaba en su casa y podía hacer lo que quisiera.

- Voy a por las toallas - avisó James a su amigo

Sirius se dirigió a la piscina y  al ver a Eris sentada en el borde, se le cruzó por la mente empujarla a la piscina, y estaba a punto de hacerlo hasta que cuando estaba detrás de ella vio el dibujo que tenía entre manos.

En ese momento se fijó en las acuarelas que tenía al lado, en la paleta y los vasos con agua, además de los trapos manchados con pintura y los pinceles, igual de manchados que las manos y la cara de la chica.

- Bonito dibujo - le dijo.

Eris lo ignoró como solía hacer, algo que divertía a Black, porque siempre lo miraba con indiferencia o cansancio e irritación, y era divertido verla enfadar.

- Si se lo regalas a mi madre seguro que cambia una de mis fotos por él - le dijo divertido.

- Es digno de admirar - respondió ella siguiendo un poco la broma.

- Que humilde eres - dijo con sarcasmo Sirius - Eres una presumida y engreída - le dijo de mala gana.

- Mira quién fue a hablar - respondió ella a la defensiva.

Después de eso se dedicó a recoger sin volver a mirarlo, el chico hizo lo mismo metiéndose en la piscina y nadando como si no estuviera ella a su lado. Solo le faltaba por recoger un trapo, y se agachó a cogerlo del suelo, en ese instante, Sirius le agarró la muñeca y tiró hacia él. Eris cayó al agua y soltó un grito de la impresión, porque el agua estaba demasiado fría.  Sirius se reía, pero se calló en el momento que la chica subió a la superficie y su expresión enfadada salía a la luz.

- Eres un imbécil, Sirius Black - le espetó con rabia.

- No es para tanto, Eris - le dijo calmado - ha sido gracioso.

- Únicamente para ti. - le dijo de mala gana.

Sirius se rio, olvidándose del enfado de la chica, y le sonrió esperando que se le pasara el enfado, ella salió con rabia del agua, justo cuando su hermano llegaba con dos toallas, cogió una y se dedicó a secarse, mientras que James la miraba confundido. 

Sirius se partía de la risa dentro de la piscina, y Eris lo miraba casi como si lo fuera a matar, pensaba que en cualquier momento sus ojos se volvería morados y haría algo que no sabía ni que podía hacer, pero no le salió, estaba concentrada en la risa de Black, que solo la enfadaba al ver como se burlaba de ella, pero le ayudaba a controlar sus instintos asesinos que querían salir en ese momento.

Fue un verano entretenido para los dos, lo habían pasado juntos entre peleas e insultos, pero ninguno lo habría cambiado, aunque tardaran en darse cuenta de ello.

Chaos || S.BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora