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Las semanas pasaban, Sirius y Eris se escondían por los pasillos, robándose besos entre sus tiempos libres

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Las semanas pasaban, Sirius y Eris se escondían por los pasillos, robándose besos entre sus tiempos libres. Eris adoraba esos momentos en los que ambos se encontraban, y Sirius esperaba todos los días con ansías poder buscar un momento en el que ir a verla.

Al ser ya invierno, los dos se reunían frente al Lago Negro, porque con el frío nadie pasaba por allí. Por lo que les venía perfecto a los dos.

Hoy era el baile de Navidad, muchos alumnos se habían quedado en el castillo únicamente por eso, y no era la excepción de los merodeadores, las chicas y los dos chicos de Slytherin. Aunque Severus Snape no iba a ir, simplemente no es que le gustara mucho salir

Eris se encontraba sentada en una manta frente al lago, acababa de terminar de comer, y acto seguido había ido a su habitación para agarrar a Alya, y llevársela con ella. Eris iba bastante abrigada, se había quitado sus guantes de Slytherin para jugar un rato con sus poderes, ya que a Alya le encantaba intentar atraparlos y era una buena manera que tenía Eris de practicar. Sirius era un tardón que siempre la hacía esperar porque le tenía que poner alguna excusa a James, este a día de hoy creía que todas sus excusas eran para irse con diferentes chicas cada día, pero ni se imaginaba que solo fuera una y nada más y nada menos que su hermana melliza.

- Prefiero los perros - dijo una voz masculina sentándose a su lado.

Sirius le pasó un brazo por los hombros, y le dio un beso en la sien, Eris al escuchar eso se empezó a reír, y Sirius la miró confundido. Eris sabía que Sirius prefería los perros, y podía visualizar a ese gran perro negro, aunque él no fuera consciente de que ella lo supiera.

- No lo dudo - dice riéndose aún.

Sirius intentó acariciar a la gata negra, pero esta se alejó de él, arisca, para ir a acurrucarse con su dueña. Sirius le puso una mala cara a la gata, que esta contestó acurrucándose aún más con su dueña, como si se estuviera burlando de él. Sirius se olvidó del feo que le había hecho la gata, cuando escuchó a Eris soltar una carcajada. Se giró a mirarla, encontrándose con que ella ya lo miraba a él, y tenía una sonrisa en los labios.

- Me encanta escucharte reír, chica de ojos morados - se le escapó a Sirius.

Eris se quedó un poco pillada al escuchar algo así, todavía no se acostumbraba a esta parte de su vida. Las manos de Sirius empezaron a sudar, esperando que ella le parara los pies después de haber dicho eso, pero Eris no dijo nada. Incluso después de estas semanas Sirius no podía parar de pensar que no era real, que cualquier día lo rechazaría de nuevo.

Sirius se acercó a besarla, le encantaba poder hacerlo sin más, y saber que ella no se alejaría enfadada. Eris le devolvió el beso con más intensidad, porque la frase anterior se había quedado grabada en su interior, pensando que era posible que todo saliera bien, que nadie iba a salir dañado de esto que tenían.

Se separaron como si nada, como si fuera lo más normal del mundo, porque para ellos ya se había vuelto algo normal, una rutina incluso, aunque eso no impedía que ambos sintieran un caos en su interior después de cada beso.

- ¿Con quién irás al baile? - le preguntó Sirius.

- Con Regulus - respondió simple, porque para ella era normal.

Sirius se murió de celos, porque estaba seguro de que en cualquier momento empezaría a tener sentimientos por Regulus, estaba seguro de que si lo que tenían ahora mismo se acababa era solo porque ella se había dado cuenta que a quien quería a su lado era a Regulus y no a él, todo esto sin saber que su hermano pequeño se reía todos los días de su mejor amiga, cuando esta le llegaba emocionada por su tarde con Sirius

- Yo iré con ... - empezó a decir Sirius, intentado que eso causara algo de celos en la chica.

- Marlene - lo cortó Eris - me lo ha dicho- explicó sin darle importancia.

Sirius frunció el ceño, porque estaba seguro de que Marlene también le habrá dicho que iban a ir solo como amigos ya que ninguno tenía intenciones de ir con pareja, Marlene porque se sentía más cómoda con Sirius que con un chico cualquiera y lo que quería es pasarlo bien, y Sirius porque no quería invitar a otra chica que no fuera Eris.

- Se os ve muy unidas últimamente - comentó Sirius.

- Las chicas son simpáticas - explicó Eris.

Había quedado bastante con las chicas desde esa última vez, o por lo menos había hablado con ellas un poco más, y Lily estaba demasiado contenta porque todas pudieran estar juntas.

Sirius se había movido, había quedado tumbado en las piernas de Eris, echando de su regazo a Alya, a quien miró triunfante, y la gata enfadada se acurrucó en la bolsa de su dueña. Eris jugaba con el pelo de Sirius, y este la miraba desde abajo con una sonrisa.

Poco después tuvieron que irse, porque la hora del baile se acercaba, y mientras todos los alumnos estaban preparándose para esa noche, ellos se habían quedado más rato del acordado, hablando y besándose aprovechando, que nadie los veía, que el castillo era suyo en esos momentos.

Sirius la acompañó hasta la puerta de su sala común, besó su mano como un caballero, haciendo que Eris rodara los ojos, y sin esperar mucho, lo atrajo hacia ella, para besarlo una última vez. Sirius correspondió el beso encantado, apresándola contra la pared.

- Me tengo que arreglar, imbécil - le dijo en mitad del beso, sabiendo que si seguían así no acabarían en un buen rato.

- Ya estas preciosa - contestó para volver a besarla - nos podemos saltar el baile - propuso.

- El celoso de mi hermano te buscaría hasta encontrarte- dijo riendo Eris - creo que me gritaría por quitarle a su novio.

- Mi relación amorosa con tu hermano es un poco complicada, porque por medio también esta la mía con Remus, y la suya con Lily-flor - bromeó Sirius.

- ¿No crees que te falta una relación ahí? - dijo divertida Eris.

- La nuestra esta por encima, chica de ojos morados, es otro nivel - le dijo mirándola a los ojos.

Eris le sonrió, y volvió a besarlo, hasta que ambos decidieron que debían para de una vez, y se despidieron para volver a verse dentro de unas horas.

Eris entró con una sonrisa a la sala común, tenía los labios hinchados, y las mejillas sonrojadas, algo de lo que Sirius no se había dado cuenta. La idea de saltarse el baile no sonaba tan mal cuando podría estar con Sirius, pero Regulus estaba esperándola, y un precioso vestido también.

Chaos || S.BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora