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Eris iba rápido, ni siquiera se paró a pensar un momento, llegó al borde del lago negro, y se dejó caer en el césped sin ningún cuidado, de la nada empezó a llorar, llevaba aguantando las lágrimas desde que salió del aula, con un sentimiento de fr...

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Eris iba rápido, ni siquiera se paró a pensar un momento, llegó al borde del lago negro, y se dejó caer en el césped sin ningún cuidado, de la nada empezó a llorar, llevaba aguantando las lágrimas desde que salió del aula, con un sentimiento de frustración presionandole el pecho, tanto que llegaba a dolor fisicamente.

Su mente voló a sus nueves años, a la mirada de terror que James le había dado, que se había repetido durante todos estos años con desprecio, y era la misma mirada que todos le habían dado allí dentro, la misma que sus compañeros tenían, lo había notado en el ambiente, la tensión y el miedo. No paraba de repetirse esas imagenes en su mente 

Alguien dejó caer sus cosas a su lado, Eris miró hacia abajo y se limpio las lágrimas con disimulo, tampoco quería que la vieran de esa manera, le parecía patético, nunca lloraría delante de alguien que no fueran sus amigos.

Se encontró con la mirada de Sirius, que se dejó caer despreocupado a su lado, y se giró para quedar mirándola a los ojos.

- ¿Qué quieres, Black? -le preguntó de malas maneras.

- Un gracias de tu parte no estaría mal, debido a que me he tenido que hacer cargo de tus cosas, y saltarme las clases con permiso de Dumbledore por venir a buscarte.  - respondió tranquilo, divertido como siempre.

- Me has traído las cosas porque has querido, no te voy a agradecer nada - le respondió Eris.

- Siempre tan orgullosa - rueda los ojos Sirius, pero después vuelve a sonreír - Ya me he acostumbrado, no me molesta - explicó él

Eris se quedó en silencio, con la mirada en el lago negro, había dejado de llorar, no quería degradarse hasta ese punto y menos con Black, no era su amigo, no era nadie para ella. Sirius sacó un cigarro de su bolsa, y lo encendió con ayuda de su varita, ambos estaban allí en silencio, que para sorpresa de los dos no era incómodo.

- Puedes seguir llorando, no te cortes por mi - le dijo tranquilo.

- No molestes, Black - le cortó ella

Una de las manos de Sirius se deslizó pos u mejilla, borrando el restro de las lágrimas, y aunque estaba preparado para un manotazo que le apartara la mano, nunca llegó, era imposible que pudiera verse bien llorando, pero allí estaba ella.

Sirius se quedó mirandola tras retirar su mano, su pelo era un completo desastre en esos momentos, porque se lo había recogido en una coleta antes de empezar el duelo y con el esfuerzo casi que se le empezaba a caer, miró sus ojos azules, aunque hace un momento se hubieran vuelto morados, después pasó a mirar su nariz perfecta, adornada con pequeñas pecas en las que se había fijado ya muchas veces, y luego a sus labios carnosos. Sirius no era ciego, Eris había dado un gran cambio ese verano, en realidad todos lo habían hecho, porque la etapa adolescente ya había empezado, y con ello las hormonas.

- Por eso el agua era morada - dijo en voz alta.

Eris se giró con el ceño fruncido, no tenía ni idea de lo que estaba hablando, a Sirius le encantó que se girara, porque ahora estaban cara a cara de nuevo

Chaos || S.BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora