veintiocho

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Las manos de Alex recorren mi espalda dulcemente mientras sigo acurrucada sobre su pecho.

Nunca estuve acurrucada solo con él, en realidad nuestros momentos de intimidad fueron muy pocos y son cosas que se fueron dando estos últimos días aquí.

-¿Tienes frío? -preguntó dado que el día está más que horrendo y las nubes junto con la lluvia tiñeron todo nuestro día de diversión de gris. Niego con la cabeza y me acomodo nuevamente sobre él.

-Me gusta estar así contigo -me sincero nuevamente con él.

-A mi también, Kitty -murmuró besando mi coronilla.

El ruido de la puerta de la habitación nos informa que Jonan ya viene con el desayuno listo.

-Despierten, babosas. Hora de comer -vociferó al entrar.

-Hola, amor, buen día para ti también -bromee.

Puedo visualizarlo por más de que mi vista se encuentre algo obstruida por mi posición que ha llegado al borde de la cama y nos observa con sus manos dentro de sus bolsillos.

-Buen día, amor -dice cuando besa mi frente. Sonrió y me encojo como una pequeña al sentirme tan querida con estos dos a mi lado- ¿Te duele?

Al llegar aquí les había dicho al dúo telepático que debería completar el par de los piercing y justamente ayer lo hice.

-No, apenas se siente -respondo y me alegra mucho saber que por el momento no hay complicaciones y todo indica que seguirá una buena y rápida cicatrización como el primero- ¿Y ustedes?

Sí, ayer yo completé el par y ellos se hicieron uno también.

-No me quejo -respondió Al sincero.

-Molestó un poco al principio pero meh.

Debo admitir que ya de por sí sus cuerpos me calientan de sobremanera y ahora con una barra metálica en sus pezones me encienden aún más. Creo que puedo comprenderlos ahora.

-Ahora los tres estamos iguales -remarco mientras me despego del pecho de Alex, una pequeña mueca aparece en su cara cuando uno de mis pechos toca su pezón decorado- ¿No te quejas? -alzo una ceja a su dirección.

-Podría ser peor.

Niego con la cabeza sabiendo que por más presión que les metiera ellos jamás admitirán que les duele. Hombres.

-Esta bien, fortachones, planeaba cuidar a mis chicos todo el día pero veo que no me necesitan.

-Con que ahora somos tus chicos

Mierda.

Repaso rápidamente mis palabras y sí, definitivamente les dije que eran mis chicos. Muerdo el interior de mis mejillas bajo sus atentas y juguetonas miradas.

-Pues... ¿no lo son? -pregunto con algo de duda solo para no sonar tan posesiva porque realmente no tiene sentido que lo niegue- yo creo que sí.

-Por supuesto que sí, amor -Jonan deja un beso amoroso en mis labios que recibo con mucho gusto.

-Tuyos y tu solo nuestra -Al repite la acción de Jonan y mi corazón palpita feliz dentro de mi pecho.

-Soy de ustedes, totalmente -admito, me poseen en cuerpo y en alma.

Luego del primer y horroroso día y nuestra posterior reconciliación hemos estado conectando aún más y no de manera forzada o para compensar la situación sino que se ha dado naturalmente. Con cada día que pasa, cada momento, cada segundo a su lado mi amor por ellos crece de forma esporádica llevándome a niveles de amor que jamás llegué a imaginar.

ENTRE LA LEY  |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora