extra cuatro

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Estoy sensible, así que tienen regalito♥

El malestar me despierta a mitad de la noche. Alex y Jonan duermen placidamente a mi lado así que solo cierro los ojos intentando recomponer el sueño.

Siento que pasa mucho tiempo, quizás una hora cuando entiendo perfectamente, pasaré otra noche sin dormir.

Las manos de los chicos se encuentran reposando sobre mi vientre, y el hogar de Aaron, como todas las noches. Tengo casi cinco meses de embarazo y estamos esperando un hermoso niño. No podemos estar más felices. En el último control nos ha dicho que se está desarrollando muy bien.

En mi trabajo me han cambiado a personal administrativo hasta que comience la licencia por maternidad. El último trimestre es el más delicado y sinceramente, no quiero estar corriendo por los pasillos de una guardia, así que estoy bien con leer historias clínicas durante unos meses.

Suspiro y me levanto lentamente de la cama. Mi vientre está comenzando a aumentar de tamaño y las incomodidades van apareciendo. Las tolero y me adapto a ellas mientras Aaron disfruta de ver que lado del útero de mamá es más cómodo.

Salgo de la habitación y bajo a la cocina. Si, nos hemos mudado. El apartamento aún tiene algunas cosas nuestras, Jonan pensó en venderlo pero preferí no hacerlo, quiero que Aaron conozca el lugar en donde sus papis y yo fuimos tan felices. Tal vez, algún día, ese pueda ser su hogar.

Llego a la cocina y enciendo la luz. Desde aquí contemplo el jardín y el pequeño garaje. Puedo ver como el azul intenso que tiene el cielo de noche comienza a tener presencia de pequeños colores. Pronto amanecerá. Pronto las flores que plantó Ada para el jardín floreceran con la llegada del sol.

Antes de sentarme en una de las banquetas, me encamino hacia el refrigerador y saco el dulce de dátiles que la mamá de Alex me ha traído esta semana. Recuerdo hablar con ella hace no mucho, diciéndole que no estaba teniendo ningún antojo, ni ningún malestar en todo este tiempo. Ella llegó a casa en la semana con unos dulces y algunos tés relajantes por si tenía problemas. Casi siempre me llama, a mí más que a Alex, para saber como lo estoy llevando.

-Alexander siempre fue un niño inquieto, desde que estuvo en mi panza -me comenta- Le gustaba darme patadas a media noche

Ada también ha estado en contacto conmigo, preguntándome cómo va el proceso y como me estoy sintiendo.

Lo cierto es que me siento bien teniendo tanto apoyo, me siento genial sabiendo que estoy siendo aconsejada con amor y para ayudar a la salud de mi bebé.

Cada vez que salgo de los controles les envio una foto de las ecografías a las abuelas de Aaron y ellas se ponen felices.

-¿Qué haces despierta, gatita? -pregunta el rubio somnoliento. Está descalzo, con un chándal y frotándose los ojos mieles que tiene.

¿De qué color serán los ojos de Aaron? Pueden sacar los hermosos ojos de Alex o el penetrante verde de Jonan. Quizás pueda sacar mis ojos. No lo sé.

-Aaron tiene hambre -digo mientras llevo un poco de dulce a mi boca

-Si, claro, Aaron tiene hambre -sisea sin creerme- Deja de usar al niño como excusa

-Soy su mamá, sé lo que quiere

-¿Ah, si?

-Si, dice que quiere conocer a Pluto, en Disney

-Aaron no sabe quién es Pluto, eso es idea tuya

-No cuestiones a tu hijo

Rueda los ojos y pasa por mi lado para tomar un poco de agua. Yo me encuentro despabilada pero él apenas se ha levantado y creo que todavía no tiene fuerzas suficientes para aguantar mis berrinches.

ENTRE LA LEY  |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora