cuarenta y nueve

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Abby trepa por mi cuerpo y deja un sonoro beso en mi mejilla

-¡Feliz cumpleaños! -chilla alegremente

-Gracias, encanto -agradezco y presiono sus mofletes- Estas hermosa

Sonrojada por mi respuesta esconde su rostro en mi pecho y busca a Jonan con su mirada. Mi amigo le hace caras a la niña y esta rie.

La pequeña ha aparecido en la puerta de casa antes del mediodía con un vestido de princesa rosa lleno de brillo.

-Abby ¿quieres comer con nosotros? -le pregunta Kath. La niña eleva su mirada hacia mí- Si quieres tenemos que avisarle a tu abuela

La pequeña asiente y la dejo en el suelo antes de cruzar la puerta del apartamento y la sigo hasta el de su abuela. La anciana insiste en que no es necesario pero lo suplicios de su nieta la hacen cambiar de decisión así que la deja.

-La traeremos luego del postre para su siesta -le informo mientras tomo la mano de la pequeña

Con el permiso de su abuela volvemos al apartamento y la pequeña corre a contarle a Jonan

-La abuela me ha dejado -comunica feliz

Jonan la alza y comienza a girarla mientras la lleva por todo el apartamento mientras Abby llena el ambiente de risa y felicidad.

Por un momento la imagen me enternece y una punzada va a mi corazón comenzando a entender lo que siente Jonan en su interior.

Volteo a ver a mi chica y ella solo se limita a contemplar la escena en la sala con dulzura.

Cuando la niña chilla mi nombre me acerco a ella y ahora soy yo quién la entretiene dando vueltas con ella en mis brazos.

-¡Kath, ven a jugar! -llama a la castaña sin despegarse de mí- ¿Por qué no viene con nosotros?

-Ella está controlando la comida, si se quema ninguno comerá -le explico pero parece no importarle ya que se encoge de hombros.

-Entonces hoy tu seras mi amiga princesa

¿Qué?

-Cariño

-Siempre juego a las princesas con Kath cuando no están -dice mirándome con una mirada que no puedo resistir.

Estoy por objetar algo cuando mi chica aparece como la salvadora de mi orgullo

-Ellos son aburridos, no saben jugar a eso -interrumpe y sin importarle nada se planta en el suelo con Abby mientras comienzan a jugar.

Jonan se encarga de apartar la comida y de a poco Abby nos comienza a integrar a todos en su juego. Aunque la que luce más cómoda es Kath -y supongo que por experiencia también- logro o más bien logramos junto con mi amiga dejar la mochila de adulto de mi espalda y me dejo llevar por las cosas delirantes que ocurren en la mente de Abby.

Todo termina cuando la pequeña comienza a pedir comida y los tres nos disponemos a cumplir su capricho. Mientras comemos, Abby que esta sobre mi regazo toma la mano izquierda de Kath

-¡Qué bonito! Yo quiero uno -exclama mientras toca la pieza que mandamos a diseñar con Jonan- ¿Se van a casar?

-Tu también tendrás uno cuando crezcas -murmura Kath alejando su mano- ¿A que no sabes que hay de postre? -con esa pregunta Abby abandona su curiosidad del anillo.

Mientras la pequeña chilla por el pastel yo solo me dedico a mirar a Kath, Jonan hace lo mismo y ambos sentimos el dolor que le causó la pregunta de Abby. No podemos casarnos, al menos no los tres juntos.

ENTRE LA LEY  |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora