cuarenta y siete

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Los días pasan y no puedo evitar sentirme totalmente colapsada.

Las prácticas en los hospitales son geniales pero rotar por ellos no lo es tanto. Debo correr de aquí para allá y sin contar que a veces llego a casa cerca de las ocho de la noche, ahora son los chicos los que me esperan por mi.

Comer a las apuradas, estudiar en los pasillos, correr el autobús y volver destrozada se convirtió en mi rutina.

Estoy muy agotada mentalmente y en mi agenda solo leo las cosas que debo hacer en el momento que tenga tiempo. En primer lugar: comprar el regalo de Alex.

-Gatita, la cena ya está lista -me avisa Alex y le sonrio.

Camino hasta la cocina y todo lo agotador desaparece al ver mi plato con una ensalada y nuggets con forma de dinosaurios.

-Es una ternurita -chillo cuando tomo uno

-Fue lo único que encontré en el mercado, la etiqueta decía soja -escucho a Jonan y la imagen de imaginarlo estar leyendo cada bendita etiqueta me llena el corazón de amor.

-Esta bien, son muy tiernos -digo mientras comienzo a comer- Y están ricos

-¿Sabes hasta cuando estarás así? -me pregunta Alex

-Hasta que acabe el semestre supongo, tomé muchas materias en este -respondo y me maldigo por sobrecargarme tanto. Seis materias es demasiado pero no pienso dejarlas.

-Cuando te extrañe le diré a Jonan que me de un puñetazo así tengo motivos para visitarte -comenta el rubio y rio

-¿Dejarás que arruine tu bello rostro? -pregunto

-Oh, no, consigo la atención de muchas chicas -dice y boqueo. Maldito rubio coqueto.

-Jonan ¿por qué no le pegas un puñetazo? Así ya vamos practicando todos

-Claro, dime donde -bromea y lleva un pedazo de comida a su boca- Podríamos dejar esa tontería y comer, se enfría mi obra de arte.

Ruedo los ojos. Exagerado.

-Tu madre diría que eres un caradura -suelto sabiendo que Ada se indignaria por la comida de Jonan

-Mi madre, por fortuna, esta comiendo a varios kilómetros de aquí

Alex vuelve a la conversación recordando algunos platillos que le preparaba Ada en su niñez y atenta escucho sus viejas vivencias.

Luego de comer ayudo a Alex con la limpieza de los trastes, mientras él limpia yo me encargo de corroborar su tarea y le echo agua cada tanto.

-¡Basta, Kath! -chilla cuando su rostro queda bañado en agua- Estoy todo mojado

-Te viene bien una ducha -rio al observar su cara enojada- Es solo un poco de agua, amor

-Oh, en ese caso -dice llenando un vaso de agua y bañando con esta mi rostro- Ten un poco tu también

Imbécil

-¡Oye! -grito y él se rie

-¿Qué están haciendo? -pregunta Jonan observándonos a ambos- Parecen críos -se queja

-Es que estas viejo -respondo

-¿No estabas cansada tú? -pregunta y me calla antes de que pueda responder- A la cama -ordena

-Pero...

-A la cama -repite

-No soy una cria -resoplo

-Te estas comportando como una, anda, a la cama -vuelve a repetir mientras me carga y me lleva a la habitación. Me aferro a su cuerpo y cuando quiere dejarme en la cama me niego- Kath, no estoy jugando

ENTRE LA LEY  |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora