El Capitán Jack Sparrow va tras un misterioso y gran tesoro que está lleno de secretos, misterios y leyendas. Se dice que, todos aquellos que fueron en su búsqueda, jamás volvieron. La única pista que el pirata tiene es Anastasia, una joven que casi...
El Capitán Jack Sparrow dormía en el suelo frío de la cabina, y aunque este era de madera dura y rugosa, el pirata dormía plácidamente, ya que horas antes había bebido dos botellas de ron y se encontraba bajo sus efectos. El embriagado hombre tenía sueños confusos, monstruos y fantasmas del pasado lo asechaban y perseguían, hasta que, por fortuna, el llamado de las campanas de la nave lo despertó.
La cabeza le daba vueltas y sentía que el estómago con todo e intestinos se le saldría por la boca. Las cosas a su alrededor estaban borrosas, además de que parecía que el barco se movía más de lo normal.
—¡MOTÍN! —alguien desde afuera gritó para avisar a los que seguían dormidos.
El cuerpo de Jack tembló y a su mente volvieron los horribles recuerdos de cuando Barbosa había tomado su nave años atrás.
—¡CAPITÁN, HAY UN MOTÍN! —volvieron a gritar. Sparrow trató de ponerse de pie lo más rápido que pudo, pero el alcohol que había en su organismo le impedía reaccionar de manera adecuada. Se puso el sombrero, tomó su espada y su pistola y se apresuró a salir.
—¡Jack! ¿Qué pasa? —preguntó Anastasia que también había despertado por el alboroto.
—¡Quédate aquí! —ordenó y salió, dejando a la joven rubia asustada.
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En la cubierta, todos los piratas gritaban y maldecían. Y Sparrow no se le dificultó averiguar cuales estaban de su lado y cuáles no. Toda la tripulación estaba de pie frente a él, mientras que unos le apuntaban con las armas a él y otros a Gibbs, Marty y a Cotton.
—¡Jack!
—¡Compañero! Me da gusto ver que estás conmigo. —celebró.
—¡Read organizó todo esto! —le informó aun luchando.
—¡Ese maldito niño! ¡Le voy a sacar las tripas de una vez! —dijo enfurecido y desenvainó la espada.
Desde una de las ventanas de la cabina, Anastasia y Mica miraban con mucho temor la batalla. La chica temblaba del miedo que le ocasionaba que la historia se repitiera; la idea de volver a perder a un ser amado en un ataque pirata hacía que su corazón se angustiara. La última vez que había visto a su padre, este le pidió que se quedara dentro del camarote, y ahora Jack lo había hecho también.
>>¡Por favor, no mueras!<< suplicaba en su mente.
—¿Por qué se están peleando? —cuestionó la pequeña niña, sosteniendo a su muñeca Ada. Mirada era de confusión y preocupación a la vez.
—No lo sé, corazón. No lo sé. —susurró.
Afuera, Jack Sparrow se había encontrado frente a frente con el autor intelectual del atraco. Tobías Read apuntaba con un arma al capitán del Perla Negra. Su semblante era firme y decidido, al igual al de Jack. Solo que Sparrow estaba molesto por el descaro y atrevimiento del muchacho al creer que podía tomar su nave.