El Capitán Jack Sparrow va tras un misterioso y gran tesoro que está lleno de secretos, misterios y leyendas. Se dice que, todos aquellos que fueron en su búsqueda, jamás volvieron. La única pista que el pirata tiene es Anastasia, una joven que casi...
Tobey Read limpiaba el piso de la cubierta con un cepillo que de vez en cuando, metía dentro de una cubeta con agua sin jabón.
Llevaba alrededor de tres horas trabajando bajo el calor del sol, que lanzaba sus rayos sin piedad sobre todos en el barco.
La cabeza del muchacho sudaba a chorros y las gotas saladas se deslizaban por su frente acumulándose sobre las cejas, y cayendo dentro de sus ojos, haciendo que estos le ardieran y se le irritaran. Se tallaba con el dorso del brazo, pero el dolor permanecía por un largo rato.
Al dar el aviso a sus superiores de que había terminado con su labor, se le entregó una lata con barniz y una brocha, para que barnizara las barandillas de la nave.
Y al terminar, lo mandaron a los mástiles para que buscara alguna hendidura en las velas.
Al llegar la hora de descanso, un sujeto de nombre Todd, que fungía como el cocinero,
salió a la cubierta y aviso a todos que la cena ya estaba lista.
Los piratas ya muy hambrientos, fueron hasta la cocina, donde Mullroy servía en unos tazones de madera, una especie de caldo o estofado, mientras que Murtogg pasaba con una bandeja llena de pan para acompañar los alimentos.
El chico Read, hizo fila junto a sus compañeros y al recibir su ración de comida, fue en busca de un lugar donde sentarse. No muy lejos de él, vio un espacio en una mesa, pero al acercarse, los piratas que ya estaban cenando ahí, se movieron rápido para que no hubiera oportunidad de acompañarlos. Luego echó un vistazo a su alrededor, advirtiendo que todos se acomodaban para que no ocupará lugar junto a ellos.
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Tomó un pan de la charola y salió del comedor, y cenó en las escaleras de la cubierta, en completa soledad.
Al probar la comida, se dio cuenta de que pese a lo mal que se veía el caldo, tenía buen sabor.
–¿Podemos acompañarte? –le preguntó Marty, que iba acompañado de Scrum y Cotton; los tres llevan sus platos y unos tarros con licor.
Tobey asintió de buena gana, con la boca llena de pan, haciéndoles a sus compañeros espacio en las escaleras.
Los chicos lo habían visto marcharse sólo del comedor y sintieron lástima por él. Aunque hiciera su trabajo a la perfección, se daban cuenta de que no encajaba en la nave.
—Un día duró ¿Eh? —mencionó Scrum para romper el silencio.
—¡Aye!(*) —respondieron los demás al mismo tiempo.
—¿Cuántos días más creen que estemos así? —preguntó Marty, refiriéndose a que navegaban sin rumbo.
Tobey recordó la humillación que Sparrow le había hecho pasar en la mañana, pero guardó silencio.
—Bueno, posiblemente mañana tengamos el curso... O tal vez no. —replicó Scrum. Cotton asintió.
—Hace mucho que no veía al Capitán compadecerse de alguien... De una mujer, es decir. —reveló el enano.