El infame Capitán Jack Sparrow, sonreía al ver que la aguja de su preciada brújula se mantenía firme en una dirección. Eso le indicaba que lo que buscaba estaba cada vez más cerca.
Con la mano izquierda tomaba el pequeño objeto y con la derecha, el timón de su amada nave >>dos de sus posesiones más queridas y valiosas<< y visualizó por unos momentos cómo sería cuando obtuviera aquello que deseaba encontrar. Había escuchado muchas versiones de la misma historia, indagando aquí y allá. Una leyenda cuya verdadera información era el más grande de los misterios. Pero que con el paso del tiempo y con mucha paciencia, pudo confirmar.
Parte de la leyenda mencionaba que todos los que iban tras el tesoro jamás se les volvía a ver y los pocos que sabían sobre él, perdieron el interés en buscarle por miedo a morir o desaparecer.
Pero él era el Capitán Jack Sparrow y ninguna leyenda había podido con él hasta ahora. Así que sin temor a nada siguió su investigación. Un día a sus oídos llegó la información de un hombre que, junto con una embarcación, saldría en busca del misterioso tesoro y se rumoraba que este sujeto, era un ex catedrático que poseía la ubicación exacta y que partiría una expedición desde la Isla Santa Lucía, en Las Antillas.
Jack tenía ahí la oportunidad de ir tras el mapa y de poseer un tesoro mucho mayor que el que había en la Isla de la Muerte y el barco de Juan Ponce de León juntos. Y al fin sería el pirata más famoso, el más poderoso y el más rico de todos los siete mares.
Si alguien lo hubiera visto en ese momento, habría notado la sonrisa retorcida y macabra en su rostro. La ambición pervertía su mirada y oscurecía su alma. Pero afortunadamente nadie estaba cerca para verlo, toda la tripulación dormía. Ya que ese era su turno de estar en el timón y de vigilar el horizonte.
Faltaba aún mucho para llegar a su destino. Tres días o más, y si el viento estaba a su favor, dos días aproximadamente.
Después de conseguir el mapa, tendría que planear la búsqueda de aquel tesoro que, si la leyenda estaba en lo cierto, se encontraba muy lejos de todos y de todo. También tenía que prepararse, puesto que, si los que lo habían buscado en el pasado, no regresaron jamás, quería decir que dicho botín se encontraba rodeado de muchos peligros.
Rompió el silencio de la noche con una cancioncilla que empezó a tararear. Su favorita en el mundo. Una que muchas lunas atrás, una hermosa joven le enseñó.
Aquel recuerdo le trajo un poco de alegría, pero después nostalgia y luego tristeza.
Esa muchacha valiente y decidida como ninguna otra, había dejado una marca en él, una marca que creía que jamás iba a poder borrar. Ella era tan hermosa y peligrosa como el mismo mar. Y que aprovechándose de su belleza y de lo que él sentía hacía ella, lo engañó. En un momento en el que el pirata necesitaba de su consuelo, la muchacha se acercó y lo besó, haciéndole creer que por fin le correspondería. Probó de esos labios que desde hacía mucho tiempo anhelaba, y lo llevó al cielo. Pero ese mismo beso, lo había llevado al infierno mismo.
Aun podía ver sus ojos oscuros y su mirada sin remordimiento. Ella había elegido sacrificarlo para salvarse. >>Pero todo eso valió la pena<<, pensó en ese entonces y todavía lo hacía. Volvería a pagar su condena en el infierno todas las veces necesarias para poder a besar esos labios rojos una vez más.
–¿Jack?
Escuchó a Gibbs acercándose. Miró al cielo y por la posición de la Luna, era hora de su relevo.
–¡Llegas tarde! –reclamó.A Gibbs no le quedó de otra y asintió.
Sparrow se movió unos pasos atrás y con una mano indicó a su segundo al mando a tomar su puesto.
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Cold Heart
FanfictionEl Capitán Jack Sparrow va tras un misterioso y gran tesoro que está lleno de secretos, misterios y leyendas. Se dice que, todos aquellos que fueron en su búsqueda, jamás volvieron. La única pista que el pirata tiene es Anastasia, una joven que casi...