Mi cuerpo se sentía en el mismísimo cielo, podía contar con mis dedos las veces en las que había dormido tan a gusto en mi cama, estaba tan calentito en mi lugar que las ganas de salir de ella eran ignoradas por mi mente. Inconscientemente me aferre a la fuente de calor que había en mi lado, aunque mi cama fuera pequeña, me podía acoplar de una forma esplendida, mi cuerpo se complementaba perfectamente y mi vientre no incomodaba, mi espalda no dolía y sentía mis piernas flotar. En resumen, todo era perfecto.
- Lamento despertarte, Omega dormilón, pero debo ir a una reunión.- Susurro en mi oído lo que pensaba que era una almohada con voz sexy, sonreí a gusto, aunque mi sonrisa se borro en un segundo.
Esperen un momento, las almohadas no hablaban, y estaba seguro que jamas compraría algo así.
Mi cerebro soltó una alarma, mis ojos habían sido abiertos y frente a mi me encontré con el Alfa descarado.
- Babeaste mi pecho, ¿sabias?- Se quejo mirando la zona afectada. Después de unos minutos donde recapacitaba todo, me di cuenta de unas cosas: Uno, su brazo derecho lo ocupaba como almohada, mientras que el otro sujetaba mi cintura casi inexistente, y dos, solo traíamos nuestra ropa interior.
Quería morir.
- Y tu cama es muy pequeña.
Pero primero él.
- ¡¿Que diablos haces en mi cama?!
- ¿Como que ' que diablos'?, no iba a dormir en un sillón incomodo y con frio.
- ¡P-pero te pudiste haberte ido!
- Con el sueño que cargaba apenas iba a llegar a la puerta.- Se sentó en la cama y dio una rápida mirada a las zonas que me había quejado anoche.- ¿Como están tus piernas y espalda?
- Mejor, gracias.- Me senté intentando de cubrir todas las zonas posibles.- Si gustas puedes usar la bañera.- Él asintió y sin vergüenza alguna se levanto de la cama paseándose frente a mi como si fuese su casa.
Dios, el descaro.
Cuando se alejo de mi vista, pude respirar tranquilo y ponerme mas ropa, fui a preparar el desayuno para ambos; un café cargado para él, un chocolate caliente para mi.
Minutos más tardes baja Steve con el cabello mojado, sus pantalones y una polera color negra. Se sentó en la mesa donde estaba el café para él y bebió.
- Por lo menos sabes hacer bien un café.
- No soy un estúpido, solo me toco una vida difícil.
- Y eso es lo sorprendente. Bien, me debo ir.- Se levantó y busco las llaves de su auto en la pequeña mesa de centro.- Si necesitas algo...¡No me llames cuando esté dormido!
- ¡Ya me disculpe!, pero gracias por venir.- Dio un gesto con la mano y salió.
El departamento quedó en silencio. Fui hasta mi habitación y miré el desorden que tenía con las sabanas, realmente mi cama era muy pequeña para dos personas, o bueno, tres.
Aún así, mi vista viajo por una prenda peculiar que estaba en una silla aún lado. Un poleron color gris que fácilmente me podía quedar como vestido reposaba ahí. Eso no era mío y no era muy complicado decir a quien le correspondía.
Lo tomé en mis manos y estaba por llevarlo a la sala para detener al Alfa, sin embargo, su peculiar aroma a vainilla llamo mi atención. Mis mejillas se tiñeron de color rojo y acerqué mi nariz a la prenda.
Ahí estaba, ese adictivo aroma que dejaba el Alfa y sin pensarlo mucho me la coloque dejando que el suave aroma envuelva mi cuerpo.
Con vergüenza me volví a acostar en mi cama dejando que la tibia tela me diera paz.
Escondí mis manos bajo la almohada y toqué lo que parecía ser un papel.
Lo saqué y leí lo que contenía.
"Oye, creo que 'accidentalmente' se me quedo mi poleron por tu habitación, no logre encontrarlo así que creo que tendré que volver muy en la noche por ella. Calienta el café y ten preparada tu crema para cuando llegue"
Steve.
Mis mejillas se volvieron a encender, solo era una simple excusa, pudo haber sido menos vergonzoso que simplemente me dijera que quería volver.
Pero, no podía molestarme.
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¡Lo siento!, manche tu camisa |Stony, Omegaverse|
FanfictionLa mejor forma de conocer a un multimillonario y heredero es, sin duda, vomitando su camisa de mas de un millón de dólares. →⨠ 𝑳𝒐𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒋𝒆𝒔 𝒏𝒐 𝒎𝒆 𝒑𝒆𝒓𝒕𝒆𝒏𝒆𝒄𝒆𝒏, 𝒔𝒊𝒏 𝒆𝒎𝒃𝒂𝒓𝒈𝒐 𝒍𝒂 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂 𝒔𝒊. 𝑵𝒐 𝒄𝒐𝒑�...