¡Lo siento!, manche tu camisa |Stony, Omegaverse|

LIII

Con esta noticia he decidido que nunca más dejare en manos de Steve mis pastillas, a no ser que se las mande por escrito.

Lo único bueno de todo esto es que ya tenemos regalo para nuestros padres.

A ambos les daríamos una caja mediana con un zapato de bebé color amarillo, dentro la llenaremos con los dulces y bebidas favoritas junto con una tarjeta que dirá "Felicidades vas a ser abuelo, otra vez".

Para Steve aún no lo sabía y es por eso que con Harley saldríamos a buscar algo que pueda gustarle.

Deje al Alfa acostado en la cama, debía trabajar más tarde y nosotros necesitamos aire libre. Le deje su desayuno listo y aliste a Harley.

Eran las doce de la tarde cuando me fui a despedir de Steve.

- Nos vemos, ten un buen día.- Dije besando su mejilla.

- Mm, tu también Tony, ten cuidado y llámame si sucede algo.- Murmuro algo somnoliento.- Cuídense los tres, los amo mucho...

- Si, si, tu solo descansa, te pasaré a ver a la oficina y te llevare almuerzo.

- Eso suena genial, eres el mejor...

- Claro que lo soy.- Me despedí y fui a buscar a Harley que vestía un traje de oso afelpado para protegerlo del frío de Nueva York.

Se veía muy bonito y ya quería mostrarle las fotos que le saque cuando crezca, de seguro se avergonzaria en seguida.

Tenia la carriola lista y su bolso, yo me sercioré de tener el dinero listo y no usar las tarjetas de Steve para que no vea que compro.

Muchos se preguntaran, ¿de donde sacas dinero si no trabajas?, y solo les informo que si trabajo, solo que lo hago desde casa hasta que consiga algo más grande, además de que mi padre me volvió a activar mi mensualidad y Steve también me daba dinero, uno aparte de lo que me da para Harley y la casa.

Yo me he negado muchas veces, pero el Alfa sabe convencer.

Ah si, Stephen también me da dinero para Harley, así que creamos una cuenta de ahorro para nuestro bebé y cuando cumpla la mayoría de edad poder reclamar su dinero. Aunque igual gastamos una parte para comprar sus juguetes, pañales y ropa.

Es algo egocéntrico decirlo por mi parte, pero nosotros somos los mejores padres primerizos.

Caminamos a la puerta y fuera de ella estaba Jeff.

- Joven Tony, señorito Harley, es bueno verlos en buen estado y me alegra saber que el joven amo los deje salir de su nido de amor.

- Hola Jeff, también me alegro verlo con buena salud.- Salude al viejo Beta con una sonrisa.

Jeff me ayudo a cargar la carriola y el bolso mientras yo llevaba a Harley. Subimos al auto y me dejó sin problema en el centro comercial.

No se fue hasta que nos vio en buenas condiciones y me pidió que lo llamara para que me viniera a buscar.

Asi que aquí comienza nuestra nueva aventura.

Camine sujetando la carriola firmemente, tenía una perfecta vista de mi bebé que me observaba con atención. Pasábamos por las tiendas mirando si encontraba algo que gritara "para Steve", pero no se me venía nada a la cabeza.

Estuve frente a una tienda de traje entero para bebés y visualice a Harley en uno de ellos.

- No creerás que te salvarás de estos traje bebé número dos, todos pasarán por esto.- Dije acariciando mi vientre mientras caminaba hacía la tienda, sin embargo, algo me detuvo.- Ay no.- Murmure al ver al Alto Alfa castaño junto con un Omega rubio.- Que no nos vea...

Dios no estaba conmigo, ya que al parecer justo el Alfa giro su vista a donde estábamos y yo era un foco brillante porque no tardo en llamarme.

- ¡Anthony!- Saludo caminando a donde estaba.

- Hola Stephen.- Sonreí forzado.

Mundo, tu me odias.

El Alfa tuvo la amabilidad de invitarme a comer, yo me iba a negar ya que no quería incomodar, pero me convencieron al saber que me comprarían hamburguesas de queso.

Fuimos al patio de comida donde Stephen iba cargando a Harley mientras yo tiraba de la carriola.

- ¿Harley es tranquilo?, parece estar sumido en su mundo...- Pregunto el Omega de nombre Everett.

- Si, incluso en mi vientre no se movía mucho.- Informe amablemente, Everett me daba buena vibra y la verdad es que su presencia es gratificante.

- Es por que yo no soy una molestia- Dijo el Alfa.

- Si claro.

Stephen nos dejó en una mesa y me regreso a Harley, parecía algo inquieto por que lo revisé rápidamente para descartar algún pañal con regalo, lo bueno es que no es eso, así que debe tener hambre.

- ¿Me dejarías darle de comer?- Pregunto rompiendo el silencio, yo lo mire algo impresionado, pero de inmediato sonreí.

- Por supuesto que si.- Dije pasándole a Harley mientras yo sacaba su biberón con la leche tibia del termo. Le puse a mi bebé una manta en su cuello para que no manche su ropa y le di el biberón al Omega.- ¿Han hablado de tener un bebé juntos?- Pregunte, aunque era más para tener algun chisme que decirle a Steve.

A todo esto, ¿Qué le llevo de comer a Steve?

Él no puede comer hamburguesas, después se pone todo gordo y flojo, y yo soy el único que puede ser gordo y flojo.

- Ha sido un tema del cual hablamos muy poco, pero aun es muy pronto para nosotros, quizás en algunos años más. 

Bueno, Stephen es demasiado dedicado a su medicina, iba a ser obvio que planearía con mayor atención su próximo hijo.

- ¿Y tú?, Harley es muy pequeño aun, pero entendería que tu Alfa este algo molesto por tener a un bebé que no es de su sangre...

- Oh no, Steve no es nada de eso, mi Alfa ama a Harley, creo que podría apostar que más a él que mi, esperamos tener muchos mas hijos en algun futuro cercano.

No quería decirle que ya estaba esperando otro bebé. Era mejor dejarlo en secreto hasta que nuestros padres sepan.

Seguimos hablando sobre Harley en los primeros meses hasta que llego Stephen con dos hamburguesas de queso para mi, una soda de coca y una dona de chocolate, a Everett le trajo una ensalada tipo sushi junto con un jugo y para el Alfa era una ensalada con pescado.

Nunca entenderé a las personas que van a los centro comerciales y piden comida aburrida.

Stephen me informo que para navidad pasaría a mi departamento a dejarle el regalo a Harley ya que después se iría a España a celebrar con Everett.

Eso me alerto ya que aun no tenia regalo para Steve.

Mi ultima opción sería envolverme en un listón y esperarlo desnudo en la cama.