XXXIV

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- ¡¿Qué sacabas con ir con el bueno para nada?!, ¿acaso se iba a lamentar de ti e iría corriendo a acompañarte con la obstetra?

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- ¡¿Qué sacabas con ir con el bueno para nada?!, ¿acaso se iba a lamentar de ti e iría corriendo a acompañarte con la obstetra?

- No.- Respondí en un susurro.

Steve se había enterado de que visite a Stephen, y no reacciono de la mejor manera, estaba enojado y podía decir que también traicionado.

- ¿No te basta estar conmigo?, ¿que yo quiera tanto a tu bebé?- Menciono caminando de un lado para otro en la sala.

¿Dónde estaba el "nuestro"?

- No es eso.- Mencione, moviendo mis manos de forma nerviosa.

Esto no estaba funcionando.

- ¡¿Entonces que, Tony?!- Insistió.

- Solo quería decirle que tendríamos un hijo, ¿eso estaba mal?, quería que supiera la existencia de nuestro bebé.

Y creo que exploto.

El aire se volvió pesado y las feromonas de Steve eran más agrias.

- ¡Bien!, si tanto quieres decirle al mundo que tu bebé no es mío y que el verdadero Alfa te abandono por un mejor Omega ¡hacelo!, ¡ve y dile a mi padre, a tu padre y al mundo entero que simplemente soy alguien que nisiquiera a llenado el gran hueco que ha dejado Stephen Strange!

- Steve eso no es verdad.

- ¡Ah claro!, ir corriendo a decirle que es el verdadero padre fue simplemente porque tu instinto Omega te molestaba, ¿no?- Reclamo con el ceño fruncido.- Ahora, dime Tony, ¿ganaste algo?, porque yo veo todo igual.

Y eso era cierto, tan solo Stephen me tacho de mentiroso en mi propia cara. Mi silencio le decía todo a Steve.

- Dejaré que nuestras cabezas se enfríen y te dejare libre elección de darle la agradable noticia a nuestros padres, después hablaremos sobre...lo que tengamos en común.

Y se marcho.

Esto era mi culpa y mi maldita inseguridad.

Estaba por perder a la única persona que se preocupaba por nosotros si no hacia algo.

Pero sinceramente, ¿podía arreglar la mierda que hice?

Lo siento mucho, Steve.

Habían pasado unos cuantos días donde no había hablado con Steve ni con nuestros padres, me había mantenido muy al margen de decir cosas demás a Howard y evitaba que viniera

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Habían pasado unos cuantos días donde no había hablado con Steve ni con nuestros padres, me había mantenido muy al margen de decir cosas demás a Howard y evitaba que viniera.

Por otro lado yo no me sentía muy bien, en las noches no puedo dormir cómodamente, sentía incomodidad en mi espalda y mis piernas se acalambraban muy rápido, me había levantado reiteradamente al baño y parecía que nunca terminaría.

Intente varias veces llamar a Steve, pero las llamadas nunca eran devueltas. Aunque se que se preocupaba por nosotros al enviar a Jeff con prendas del Alfa recién perfumadas.

Un día no aguante más este silencio y gran bloque de hielo que había entre nosotros y le pedí al viejo Beta que si me podía facilitar el lugar de su oficina y una hora donde podía verlo sin complicaciones, él me la dio con gusto y aquí me encontraba yo.

Aunque con un obstáculo algo desagradable.

Cuando me vio su rostro pareció degradarse e hizo una mueca muy molesta.

- Oh, eres tú.- Menciono la Omega que estaba frente a la puerta de Steve. ¿Vienes a joderle la vida a Steve con ese feto?, porque te aseguró que un Alfa como él jamás se dejaría enganchar por alguien tan poca cosa como lo eres.- Exclamo la rubia.

¿Y esta que se cree?

Mejor devuelvete en la mierda en que saliste, tarada.

- ¿Eres amiga de Steve?- Ella asintió pareciendo orgullosa.- Pues fíjate que nunca te ha mencionado, pero parece que tu si me conoces muy bien. La que sobre es otra.

Y con la valentía que aun tenía, la corrí de la puerta y entre en el cuarto.

Mi papá estaría orgulloso de mi.

El lugar era muy refinado, tenía un gran sofá que perfectamente podían acostarse dos personas y una pequeña mesa de centro, una gran biblioteca llena de libros, dos puertas a la derecha, un televisor y un escritorio muy elegante donde estaba el Alfa frente a una computadora junto con unos lentes en el puente de su nariz.

Debo decir que esa imagen me calentó mucho, pero eran culpa de mis hormonas.

- ¿Tony?- Pregunto al verme de pie frente a la habitación.

Ay dios, ya me acobarde.

Steve, espero que me perdones.

¡Lo siento!, manche tu camisa |Stony, Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora