¡Lo siento!, manche tu camisa |Stony, Omegaverse|

XXIV

Cuando estuve solo, le realicé una llamada a Jarvis, quería evitarme las preguntas así que fui directo al grano, debía ver a mi padre.

Obviamente omití a Steve.

Jarvis me menciono que estaría esperándome en mi departamento a las cinco de la tarde del día de hoy, le agradecí y le dije que estaré ahí puntualmente.

- Debemos volver, irán por nosotros.- Le dije la noticia a Steve y camine a la habitación a buscar mis cosas.

- Espera, ¿de verdad?- Asentí mientras me seguía.- ¿Cómo lo hiciste?, no te ofendas pero solo eres Tony, te creería si fueras algún influyente, pero solo eres un Omega como todos los demás.

- ¡Eso ofende!

- Te dije "sin ofender".

- De igual forma es ofensivo, y respondiendo a tu pregunta es algo más complicado.

- Mm, ¿fuiste su amante?

¿Steve tenía mierda en la cabeza?

- ¡¿Que?!, ¡No!

- ¿Eres algún hijo de un sirviente?

- No.

- ¿Hijo no reconocido?

Cerca.

- No, yo si soy reconocido por mis padres.

- Entonces, ¿como es que tu conseguiste algo que nisiquiera mi padre pudo?

- Soy un Omega con suerte.

Y también por que comparto sangre.

Steve no hizo más preguntas y, de igual forma, preparo sus cosas para volver.

Era más comida que ropa, pero valió la pena.

Agradecía haber almorzado algo temprano, ya que así tendría tiempo para digerirlo y no vomitar en el intento.

O quizás vomite el auto de Steve por los nervios.

Cualquier cosa es válida.

En el transcurso del viaje, paramos una vez para recargar la gasolina, Steve me compro un postre de limón y crema, mientras que el Alfa iba por su primera energética.

Cerca de las tres con cincuenta y dos minutos llegamos a mi departamento.

Mis manos comenzaron a sudar por los simples nervios y al parecer Steve lo noto.

- Si sigues soltando feromonas sin control vas a hacer que me desespere yo también, te haré un té verde para que te calmes.- Menciono Steve entrando la cocina.

Me pregunto si sabrá calentar agua.

Después relajarme un poco más, la alarma de mi celular sonó a las cinco de la tarde, y al mismo tiempo, la puerta fue golpeada.

Como odio la puntualidad de Jarvis.

Con mis manos temblando abrí la puerta para volver a encontrar con el rostro de quien alguna vez fue la personas más valiosa para mi.

- Señorito, es bueno volver a verlo.

- Hola Jarvis.

n el transcurso del viaje a la glamurosa casa de Howard, Steve no emitió palabra alguna.

Y tuve miedo.

Cuando Steve se de cuenta cuál era mi relación con Howard, todo se irá al carajo.

Y esta demás decir cuales iban a ser los motivos.

Aunque la más importante de todas es que había abusado de su confianza.

Nisiquiera éramos algo oficial y ya se iba a ir por la borda.

Cuando llegamos a lo que fue mi antiguo hogar, una casa muy grande para mi gusto, mi estomago (o el frijol) se removió dejando una sensación amarga en mi garganta.

¡Iba a vomitar!

- Aquí, por favor.- Jarvis acerco una bolsa de papel y deshice lo poco que había ingerido. ¡El salmón!- Joven Tony aquí tiene papel, para que se limpie, y una menta no muy fuerte. Adentro tengo un cepillo de dientes nuevo. ¿Recuerda el camino a su baño?

- Espera, ¿tu viviste aquí?- Pregunto Steve a lo que simplemente asentí lentamente.- No, me digas. Ya que se que esta pasando aquí, es su hijo, ¿verdad?- Menciono mirando a Jarvis.

Steve es idiota.

- Lamento decirlo, pero él Joven Tony y yo no compartimos sangre, aunque lo he criado como si fuera mío.- Dijo.- Pero no hablemos aquí, el Señor Stark los espera adentro.

Jarvis nos guió por la gran sala que era adornada por mi viejo piano. Las paredes tenían unos viejos cuadros, y uno de ellos llamó mi atención.

Era yo mucho más joven y junto a mi estaba Dum-E, mi primer gran invento.

- No me imagino a Stark viviendo aquí solo y sin hijos o nietos, ¿Crees que sea el tipo de Alfa gruñón?

- ¿Alfa?

¿Steve creía que Howard era un Alfa?

Antes de poder corregir su comentario, la sala fue invadida por un pesado aroma a menta y jazmines.

Había llegado.

- Entonces, desapareces por más de cinco años, no tengo ninguna llamada tuya, no tenía ni idea que siguieras con vida y ahora, ¡¿vuelves solamente para que escuche a este Alfa bueno para nada?!

- Papá...

- ¡¿Eres su hijo?!

Felicidades Sherlock.

- ¿Además niegas tu propia sangre?, ahora me dirás que haz nacido bajo el espíritu santo, ¡Por dios, Anthony!

¿Por que estaba aquí?, ha si, ya recordé.

Solo le hacía un favor al Alfa que de seguro me dejara por no decirle la verdad.