VIII

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Un lunes por la mañana y era mi primer día de trabajo, como era muy puntual yo me presente en la hora acordada en el local de Bruce, él me esperaba con un delantal en mano y las indicaciones para iniciar de una buena manera

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Un lunes por la mañana y era mi primer día de trabajo, como era muy puntual yo me presente en la hora acordada en el local de Bruce, él me esperaba con un delantal en mano y las indicaciones para iniciar de una buena manera.

- Tenemos conexiones con los repartidores, por lo que no debes preocuparte en ver los pedidos, por lo general es Scott quien cocina, pero de vez en cuando se debe ausentar por temas con su hija, yo lo reemplazo y veo las cuantas, tú te encargaras de llevar la comida a la mesa correspondiente y de cobrar una vez que hayan terminado. El dinero esta en la caja detrás del mostrador y se abre con una clave.- Dijo con lentitud, seguido de eso me dio un papel con cinco numero en escritos, esa debe ser la clave, lo memorice y siguió.- Para que todo sea rápido nos comunicaremos con numero de mesa, y se contaría desde atrás hacia el frente. La ultima mesa correspondería a la número uno y así. ¿Cómo lo llevas?

- Bien, no es tan difícil.

Después me explico algunas cosas básicas, como lo son el lugar de los baños, mi hora de almuerzo y descanso, me recordó las horas de cierre y mis días libres.

- ¡Brucie!- Grito una persona con lentes oscuros y vestía con un saco del mismo color. Entro por la puerta, el nombrado miro de mala gana a la persona que, descaradamente, se acerca a robarle un beso en los labios.

- Clint...- Saludo con desdén mientras le daba unas palmaditas en la espalda.

El amor se notaba en el aire.

 - Vine a tomar desayuno contigo, amor. ¿Ahora me quieres?- Pregunto mientras se aferraba a él.

- Ahora no, Clint, le estoy enseñando al nuevo las cosas que debe de hacer.

- ¡Pero amor!, ahora tengo tiempo libre. 

- ¿Y tu trabajo?

- El Jefe esta buscando ropa nueva, creo que dijo algo sobre salir un día, así que me mando a darme una vuelta, ¡y te vine a ver!, ¡ámame!

Dios, que tipo tan raro.

Me moví con cuidado y pase por la cocina, busque algún vaso limpio y un jugo, lo bebí con calma y de mi bolso que había traído, saque las vitaminas que me había comprado Steve. Después comí una de las galletas que guarde y devore con tranquilidad.

Ugh, podía sentir mi estomago revolver todo lo que había comido, pero no aquí, por favor bebé, dame un día sin tener que aguantar el asqueroso sabor en mi boca.

Volví lugar donde estaba Bruce, el tipo con gafas oscuras seguía igual de apegado con el Beta, aun era muy temprano por lo que me puse a limpiar las mesas y a encender la televisión que estaba a lo alto en el lado izquierdo. Estaban dando las noticias.

- Cambiamos de tema y nos vamos al ámbito de los famosos. Steve Rogers, heredero de la cadena de hoteles, revista de modelaje y criador de caballos de carrera se le vio esta mañana con la Omega Sharon Carter en una reunión que, a simple vista, parecía muy intima. Se dice que ella podría ser la persona mas capacitada para ser "La señora Rogers".

¿Qué?

- ¿Tony...?- Pregunto Bruce, aunque apenas y lo podía escuchar. Mis manos se pusieron heladas y una familiar sensación nació desde mi garganta.

Dios, no por favor, habíamos quedado que nada de vomi...

¡Wuaaaa!

De mis labios salió un asqueroso sabor a jugo de naranja que había tomado hace unos minutos, mi garganta picada y mi respiración se había acelerado.

Mire hacia abajo y me quite dar un tiro.

El piso había sido fregado hace solo unos minutos, como me odio. 

¡Lo siento!, manche tu camisa |Stony, Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora