¡Lo siento!, manche tu camisa |Stony, Omegaverse|

XXXIX

Después de la agradable tarde con los amigos de Steve, el Alfa me llevó a comer la malteada.

El camino hacia el centro comercial fue muy meloso. Steve no dejaba de estar en contacto conmigo y buscaba desesperadamente tener alguna cercanía.

Cuando encontramos estacionamiento, el Alfa tuvo la amabilidad de abrirme la puerta y llevarme mis cosas. Sujeto mi mano con la suya y entrelaza nuestros dedos.

- ¿Qué se te antoja para cena?- Pregunto Steve una vez que estamos en al escalera eléctrica.

- Mm, una ensalada de verduras, quizás podamos acompañarlo con un poco de carne.- Murmure pasando mis manos por su vientre.- Tengo un poco de helado y podría comprar una salsa de chocolate y picar fruta.

- ¿Quieres engordarme?- Menciono con una sonrisa.

- Adivinaste, así nadie más podrá verte, y te quedaras conmigo.

- Mi Omega es un toxico, me gusta mucho.- Beso con cariño mi mejilla y llegamos al piso.- Te tengo una noticia, o bueno, es más bien una invitación.

- ¿Ah, si?, ¿que es?- Pregunte algo más curioso.

- Mi padre te ha inscrito para ir a unos taller prenatales, es con pareja y dicen que son bastante efectivas para padres primerizos, y pensaba que nos iría bien con nosotros.

- Pues, no me molestaría para nada ir. ¿Tienes tiempo?

- ¿Para ti?, todo el tiempo del mundo, Tony.

- ¿Fue consultado con la obstetra?- Pregunte.

- Claro que si, todo fue consultado bajo el ojo loco de mi padre, tuvo la aprobación de mi suegro y no hubo problemas con la doctora, deberían de darnos respuestas durante estos días.

- Entonces ya esta hecho, iremos.

Caminamos hasta el patio de comida y conseguimos las malteadas, también nuestra cena y volvimos a nuestro departamento.

Ahí nos acurrucamos en la sala y nos quedamos viendo una película.

- ¿Es idea mía o tu trasero esta más grande?- Pregunto una vez que me levante para ir a buscar más jugo de mango.- Tus caderas se ensancharon y puedo jurar que tu piel se volvió más lechosa.

- Tengo un bebé en mi vientre, es normal que se agranden.- Dije volviendo a mi lugar en el sillón, aunque Steve me guió hasta sentarme en sus piernas, me cubrió con la manta y sujeto mis caderas con fuerzas.

- Me calientas mucho, Tony. Siento que tu trasero me coquetea cada vez que caminas con esos boxers apretados.

- ¿Ah, si?, ¿te vuelvo loco?- Murmure muy lento y cerca de sus labios, acaricie con cariño su corta barba de unos días.

- Demasiado, te quiero mucho Tony.

- Y me siento muy querido por ti, Steve.

Y también muy amado.

Unos días pasaron donde tuvimos la confirmación para el taller de prenatal. Estaba muy nervioso al tener que enfrente a más Omega con las misma condiciones.

Pero me aterraba más la boca suelta de Steve.

Estaba sentado en una pelota gigante de plástico, era una forma de hacer ejercicio y la verdad es que estaba muy avergonzado.

Tenía puesto unos pantalones algo apretadas, que ayudaban a movilizarme mejor, una polero de Iron Maden y unos calcetines negros, Steve estsba con ropa deportiva frente de y sujetando mis manos para no caer.

Según la encargada debía de hacer movimientos circulares con mi pelvis encima de la pelota. Todo sería muy fácil si tan solo no tuviera un Alfa mordiéndose los labios al ver cada movimiento.

- Mm, podríamos estrenar tus nuevos conocimientos de cadera.- Murmuro con una sonrisa muy juguetona.

- Pervertido.

- Yo no soy el que esta seduciendo a un Alfa encima de una pelota de plástico.

- Yo no soy el que esta pensando con la otra cabeza mientras mira a un embarazado.- Le reproche.

- Un embarazado con un gran trasero.

Ay dios, alguien dele un hielo al caliente de mierda.