No se en que momento fue que terminé quedándome dormido a orilla de mi cama, solo fui consciente del horrible dolor de espalda que tenía al despertar.Aunque, cuando dejé de quejarme en silencio, noté como Mex despertaba poco a poco de su sueño, fue lindo verlo despertar algo desorientado. Cuando me vió, por un momento abrió la boca, juro que mi ojos brillaron ilusionados al creer que diría algo pero, al final cerró su boquita de inmediato, como si hubiera sido un error.
Suspiré resignando y con una sonrisa me levanté.
— Buenos días, Mexi—
Él menea la cabeza sonriendo igualmente, empezamos bien el día.