El camino no fue tan largo, lo supimos cuando se distinguió una gran cartelera con el nombre de la feria.
Volteé a verlo y me perdí en sus preciosos ojitos, desprendían asombro y emoción.Seguramente ahora estoy sonriendo como idiota....pero es inevitable con él a mi lado.
Cruzamos la entrada y lo primero que nos topamos fue un sendero con cientos de puestos de juegos, comida, concursos.
Le miré otra vez y con algo de nervios pregunté:
— Eh...¿A dónde deseas ir primero?...
Me vio curioso y escribió:
“¿Me dejarás elegir?"
Me desconcerté un poco pero asentí, él hizo lo que para mí es la carita más tierna.