Sueño. Ésto no puede ser un sueño.
Si lo es, que cruel es la vida.
Pero no, México está aquí, México me sonríe con esos bonitos labios y brillo en los ojos. México me quiere, él me quiere.
MequiereMequiereMequiereMequiere.
Y yo lo amo, lo amo tanto. ¿Somos novios? Eso fué un sí, ¿verdad? Él me corresponde, ¡me corresponde!
—Soy... ¿Soy correspondido?
Pregunté, para salir de dudas.
El asentimiento de mi México fué el gesto más hermoso que lo he visto hacer. Marcó algo profundo en mi pecho y en mi corazón, yo mismo perdí la respiración por momentos.
Creo que podría llorar.