Tras contarle la historia de mi bandera, le volteé a ver y noté como sus ojitos se habían cerrado; pero, estos aún eran cubiertos por aquella transparente tela.Con mucho cuidado, me acerqué a su rostro y con delicadeza y lentitud le retiré el nudo tras su cabeza.
Al quitársela pude ver su carita completa, sin alguna prenda estorbando la vista, algo que simplemente me hipnotiza de manera mágica.
Siento esa sensación en mi estómago junto a mis mejillas calentarse.Sin poder evitarlo, me acerco aún más, dejando de lado la tela en mis manos.
Quedo frente a frente con él y, con mi corazón latiendo fuertemente, le beso la mejilla.