❤️Capitulo 41❤️

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Tras unos 15 minutos el tren se detuvo donde empezó, bajamos con cuidado y de nuevo cargué a México.
No es como si me molestará, al contrario, siento una muy increíble sensación en mi estómago.

— ¿Qué te pareció?.
Le pregunté, el aún sonriendo extendió sus brazos y giró sobre sí, tal como un reloj.

Sonreí con ternura, supongo que sí le gustó.

Fijé mi mirada hacia enfrente y, ¡Bingo! Un puesto de algodón de azúcar.

— Mira Mex, ¿Quieres uno?
Señale aquel puesto y enternecido vi como asentía una y otra vez, como un pequeño niño a punto de comprar un nuevo juguete.

Voto de SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora