Al tener cada uno la botella de aquel néctar volvimos a emprender camino.Nos decidimos a sentarnos en una banca muy linda, de madera de abedul blanca y fuerte, junto a un árbol de nogal realmente grande.
Cuando nos sentamos quisimos probar el jugo, bebimos a penas un poco, solo para probar.
¡Es realmente bueno!.
Abrí mis ojos impresionado por el sabor, los cítricos se mezclaban perfectamente con lo dulce.
Tenía gajos pequeños, haciendo evidente que fue exprimido a mano.- Sabe muy bien, ¿Verdad?.
Le pregunté al voltear a verlo, tenía brillitos en los ojos y sus mejillas estaban rositas, asintió muy alegremente.