CAPÍTULO XXXVIII

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Cat

—Anto ¿Podemos irnos por favor?

—Apenas llegamos a la mitad del plato...
—Pues lo pedimos para llevar.

Ella me mira fijamente y luego voltea la cabeza, lento.

—Oh, ya veo... llamaré al camarero. -resopla.

Anto se levanta y desaparece por el pasillo. Este es el momento en el que hago cualquier estupidez, no lo voy a desaprovechar. Me acerco a su mesa sin importar nada, podría acostumbrarme a esto.

—Hey ¿Qué tal? -Joan y Nicolás se separan y se quedan perplejos mirándome. Por sus caras, podría apostar miles de dólares a que nadie de la escuela o amigos nunca antes los había encontrado así. Excepto yo, por segunda vez.

—Cat... -empieza Nico.

—Ay, no se avergüencen de esto, no es nada del otro mundo. Yo habría hecho un escándalo si alguien los miraba mal o les pedía que se vayan.

Siguen impactados, si esto no es lo que Joan merece por metiche con mi familia, entonces no sé qué lo será.

—Sí, ya me tengo que ir. -dice él todo tembloroso.

—Pero aún no hemos...

—Ya después, por favor. -lo interrumpe

Joan le deja unos billetes a Nico en la mesa y sale agarrándose la cabeza con ambas manos.

—Al menos dejó plata para pagar la cuenta.

—Siento que hayas visto eso, de nuevo... Yo también debo irme. -dice levantándose de la mesa, avergonzado.

—Puedes contarme lo que sea. -Le dije muy fuerte. - No tienes que evadir esto, simplemente lo hablamos y ya.

Anto vino por detrás y me mostró la bolsa con nuestra comida. Nicolás también pidió la suya para llevar y salimos del restaurante.

—Yo estoy sorda, si quieren no escucho nada eh. -nos dijo ella.

—No, sería bueno que escuches también. -responde Nico.

—Bueno dinos qué pasó... -comienzo.

—Como ya saben desde hace mucho, soy bisexual.

¿QUÉ?

Hice mi mejor esfuerzo para ocultar mis ganas de celebrar. Agh. Cat, eres una egoísta de mierda.

—Sí, no tenías que aclararlo, supongo.

Él empezó a contarnos cómo fue que las cosas en la relación se tornaron muy confusas, al punto de que él se preguntaba a sí mismo si Joan realmente lo quería tanto como para estar buscándolo cada cierto tiempo con muchas ansias o si solamente lo buscaba cuando se sentía muy solo.

—Yo jamás lo dejaría desconsolado, él fue el primero en creer en mí. Gracias a Joan tengo algo de confianza en mí mismo y ganas de triunfar en la vida. -dijo levantando la mirada hacia el frente.

—¿Cómo no? Mucho dinero en sus veintes y experiencias locas que nunca podremos relatar.

—Sí. No es el mejor ejemplo, pero le debo mucho. Tú entiendes.

Claro que entiendo, tienes una especie de vínculo de señoría con un abusador inestable.

—Te entendemos Nico ¿Jesse sabe de esto? -preguntó Anto.

—Lo suficiente. Le conté hace un año que me gustaban los hombres también y hace un mes sobre nuestra situación complicada. Todo estaba bien hasta que empezó a preguntar quién se la metía a quién. -soltó una risa- Es así de huevón, por eso no se lo quiero estar recordando.

Solo un Juego de NiñasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora