Capítulo XIX

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Anto

Esa misma tarde, mi padre se ofreció a llevarnos a casa de Lu en su auto, probablemente para asegurarse de que no vamos a otro lado. Ya tengo todo listo antes de que oscurezca, sin embargo Cat no. Menos mal no tardamos por culpa suya.

—¡Ya bajen! Sino me voy a desanimar y de vuelta a casa. -nos grita mi padre.

—¡Ya vamos! -le respondo colgándome el bolso al hombro. Es el que utilizo para ir a hacer yoga, por lo que es bastante cómodo.

Subimos al auto de papá y él nos llevó conduciendo como un loco.

—¿Por qué estás manejando así? -le pregunta Cat

—Acabo de ver una película de acción acerca de autos y ahí todos conducen veloz.

—Nos vas a matar. -le digo alzando la voz.

En cuestión de minutos, llegamos a casa de Luciana y ella estaba en la ventana esperándonos -muy emocionada, por cierto- junto a Lupe, que nos recibió con una sonrisa malévola.

Salimos rápidamente del auto, no sin antes despedirnos de nuestro padre con un beso apresurado y acordando que nos pasará a buscar antes del medio día. Cuando ya estamos por tocar el timbre la puerta se abre repentinamente y Lu se acerca a abrazarnos de manera muy eufórica. Lupe se mantiene al margen sin comentarios desagradables o innecesarios, es extraño pero lo agradezco.

—Pasen que vamos a preparar una cena super "fitness" y estará deliciosa, así que Cat no debe preocuparse por eso.

La casa de Lu se ve muy diferente a comparación del viernes pasado, veo el ambiente mucho más libre y hogareño. Debe ser porque ya no hay una multitud de gente embriagándose en medio de la sala. Al pasar a la cocina, me quedé asombrada al ver su mesa.

—Gracias, en serio te luciste

Sinceramente agradezco que haya considerado mis hábitos alimenticios, porque la mesa que hace una semana tenía una gran cantidad de botellas de alcohol, ahora está llena de mis frutas favoritas y de las verduras que utilizo para mis ensaladas diarias.

Cat

Luego de preparar toda esta comida saludable, subimos a la habitación de Lu ¡Joder! Es literalmente el cuarto de la Barbie. Jamás había visto un cuarto tan fresa en toda mi existencia, solo en las películas.

—¡Te robaste el jodido cuarto de Regina George! -grito.

—¿Tú crees? ¡Gracias! Es mi inspiración. -se ríe Lu.

Anto se tumba en la cama con un bol de frutas y yo me recuesto a su costado.

—¡Oye! Ahora sí al grano, tengo muchas cosas que contarte. -chilla Luciana.

—Bien, adelante. -responde mi hermana.

—¿Cómo que saliste con Jesse la semana pasada? ¿Se besaron o algo así?

—No, nada de eso. Solo quiso disculparse por ser un completo imbécil en la fiesta. No hubo nada más que...una larga conversación y juegos.

—¿Juegos? ¿Estuviste en su cuarto?

—¡Joder, no! me refiero a la mesa de hockey y otros juegos mecánicos.

—Uy, de la que te salvaste entonces. -se detiene a morder una ciruela y mira a Lupe con complicidad.

—¿Por qué lo dices?

—¿En serio quieres saber? -pregunta Lupe

—No planean dejarme con la intriga ¿Cierto?

Solo un Juego de NiñasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora