Lunes 23, Marzo
Cat
Por culpa de Martha casi llegamos tarde a la escuela, ya que no nos dejó salir de casa hasta tomarnos su maldito extracto de apio, zanahoria y betarraga. Definitivamente era un asco. incluso Anto tuvo problemas para tragar esa cosa ¡Hasta ella tiene sus límites! Pude ver su cara de asco, Martha intentó matarnos, pero del asco.
Al llegar al salón, sentí una tensión en el aire, y pude ver cómo todas las miradas se posaron sobre mí. Me entró la vergüenza al instante, no sé por qué todos me miran de esa manera. Sostuve el brazo de Antonella a modo de protección ¿Qué diablos sucedió? Algunos de los chicos tenían una media sonrisa de satisfacción en el rostro y las chicas, me observaban muy incómodas o asustadas, como si fuera a hacerles algo.
Me quedé pensando en esto durante las primeras clases antes del receso. Una vez que sonó la campana y el profesor salió, se me acercó Mariana con un grupo de chicas, en el que también estaba Lupe.
—Catalina, la verdad es que no me sorprende de ti, pero lo que hiciste es indignante ¡Ten por seguro que te irás al infierno! -dice Mariana y yo mantengo la compostura
—En primer lugar, ya estoy segura que ahí es a donde voy. En segundo lugar, no sé de qué coño estás hablando. -le respondo muy fría.
—¿Es lo único en lo que piensas? Das asco.
—¿Qué mierda te pasa? -interviene Anto— ¿Tanto daño te hizo la misa de ayer?
Mariana se pone muy roja y empieza a agitar los brazos a modo de berrinche.
—Ustedes dos han venido a esta escuela a acabar con la pureza y las buenas costumbres
—Ya pareces una abuela ¡Vuelve al siglo veintiuno y vive un poco! -responde Anto.
La miro con ternura porque es muy buena dando respuestas ingeniosas y defendiéndome.
Mariana hace un gesto de cólera y una de sus acompañantes la abanica con las manos, esta situación se me hace muy chistosa. Sin embargo no deja de ser bullying. Su grupo de amigas se retira del salón junto con ella, pero se queda Lupe.
—Vaya locas ¿No?. -nos dijo casi riéndose.
—Sí, no sé a qué vino todo eso -digo muy asustada.
Las tres nos dirigimos al patio luego de tomar nuestros tuppers de fresas con arándanos. Al encontrar a nuestro grupo, Jesse se hace a un lado para recibir a Anto. Y a mí, que me parta un rayo, Nicolás ni me mira.
—¿Y esa carita? -dijo Jesse, queriendo abrazar a Anto, pero ella retira su brazo.
—Mariana y su séquito de locas molestaron a Cat -dijo Lupe abrazándome, cosa que nos sorprendió a todos. Le devolví el gesto abrazándola por la cintura y dándole palmaditas. Se me hizo muy incómodo solo de recordar lo que pasó en la pijamada.
—Ignóralas, no son nadie aquí -dice Daniel
—No eran solo ellas... -dije en voz baja, preocupada.
El resto de las clases transcurrieron con una mediana normalidad si es que obviamos las miradas despectivas de Mariana y su secta. Al terminar la jornada escolar me dirigo a la salida junto con Anto y un gran alivio, sin embargo, a mitad del camino una voz chillona e irritante arruinó mi aparente tranquilidad.
—¡Seguro que ya te vas a lamer conchas! - al parecer es Mariana, ¡Joder! esta huevona ya me tiene harta. Sin pensarlo me giro para contestar lo primero que se me viene a la mente
ESTÁS LEYENDO
Solo un Juego de Niñas
Random-Ya no tenemos a nadie más ¿No? -se rió Cat -Como siempre, tú y yo contra el mundo... y es mejor así a decir verdad. ... Anto y Cat se mudaron de un lugar en el que vivieron las cosas más tristes de su infancia y de toda su vida. Con la esperanza d...