Capítulo XXXIII: MALDITA SEMANA SANTA

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PARTE I

Miércoles 06, Abril

Anto

Llegó la hora. Adiós a mi lindo cabello color cobrizo, que por cierto está maravilloso, porque el tinte rojo cereza recién se estaba destiñendo. Martha dijo que saldríamos a partir de mañana para recibir la Semana Santa, así que para esta noche, mi cabello ya debía estar oscuro...

—Oscuro -dije en voz alta.

Salí corriendo, aún con el uniforme puesto, hacia la farmacia. Ella no especificó en ningún momento que debía ser castaño oscuro, así que no habrá ningún problema con que compre otro color ¿Quería un cabello diferente? Pues, vamos a darle lo que quiere.

Así, empecé la operación Bad Girl. Compré un tinte color negro, uno que gritaría a los cuatro vientos que soy gótica. Estoy ansiosa por ver la cara de Martha cuando vea mi nuevo look emo ¡Se caerá de espaldas! Tendrá que tomarse una buena copa de vino o tal vez dos.

—Wow, se te ve increíble... -dijo Cat, muy extrañada

—¿Te gusta?

—¡Sí! A la luz se ve medio azul

—Ahora, a esperar a mi linda tía.

Para rematar, pinté mis uñas con un esmalte azul marino con brillantina, como no habrá escuela los próximos días, puedo hacer esto. Menos mal no se metieron a rebuscar en mis cajones para quitarme el maquillaje de repuesto. Pasaban las horas y Martha no regresaba de Misa, así que decidí ponerme mi pijama negra. Es oficial, la chica adorable que usaba colores pastel en verano, se había ido.

Jueves 07, Abril

Cat

—¡Arriba esos ánimos! -llegó Martha muy alegre a primera hora.

—Tía Martha, es feriado ¿Por qué estás levantada tan temprano? -murmuré lo menos zombie posible.

—¡Es semana santa! Ve a despertar a tu hermana, las esperaré en el comedor para desayunar les tengo una muy buena noticia y si se portan bien consideraré el darles los celulares, esta es una semana de reflexión y perdón así que arriba.

Martha sale de la habitación muy sonriente mientras canturrea una canción de la iglesia, demonios ahora si que está muy extraña, me levanto como puedo de la cama estoy agotada y supongo que se debe a la falta de vida que tiene mi habitación, sin embargo el hecho de poder recuperar mi celular me da las fuerzas suficientes como para lavarme la cara y despertar a mi hermana.

—Anto, levántate - digo mientra la sacudo levemente- La tía Martha ya está acá debemos bajar a desayunar

—Demonios, tan temprano y ya con ganas de joder... - Anto se sienta en la cama con cara de muerto viviente.

—Sí, pero... dijo que tal vez recuperaremos nuestros celulares, así que ve a lavarte la cara y trata de estar calmada, se le veía muy alegre a decir verdad.

Desayuné fingiendo una gran sonrisa a pesar de todo. Martha se la pasó criticando lo que llevamos puesto los fines de semana y nuestra ropa para salir, pero obviamente también criticó otra cosa.

—¿Por qué tienes el cabello así?

—¿Cómo así?

—Negro. Te dije que compres un tinte castaño oscuro.

—Dijiste un tinte oscuro. -respondió Anto, con una sonrisa desafiante.

—¿Tengo que ser tan específica como para que entiendas algo? Tienes que tener criterio.

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