Capítulo XXX

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Sábado 28, Marzo

Anto

Al terminar la fiesta, Jesse y yo fuimos al sofá de la sala para recoger mis cosas y pedir un taxi. Siento que la cabeza me explotará en cualquier momento y tengo ganas de llorar como nunca.

Jess guardó mi ropa en una bolsa y me prestó su polera que por suerte me tapa el trasero.

—Cuando lleguemos, no hagas mucha bulla porque mi vieja fácil sigue durmiendo y si me ve entrar a esta hora, me mata.

—Lo sé, entraré sin zapatos al fin y al cabo están mojados

—Qué bien razonas en tus resacas.

—No tengo resaca aún, de hecho esto ni siquiera es resaca, dejaste que me drogaran y me estoy yendo contigo, esto demuestra que sigo hasta las huevas.- Ah y que soy una idiota.

—Lo siento, en serio pensé que sabían de la pastilla....- se excusa

—Te perdonaré, pero a cambio... cárgame, el piso está frío.- Jesse se ríe antes de darse la vuelta para poder subirme en su espalda y dirigirnos al taxi. El camino a su casa fue tranquilo

y rápido, gracias al cielo no hay tráfico a estas horas.

—Ya, vamos. Ten cuidado al subir las escaleras, porque su cuarto está al inicio del pasadizo y el mío al fondo, no se dará cuenta un vez que estemos ahí.

—Jesse ¿Quieres callarte? sé subir escalones sin hacer bulla.

—Perdón, señorita experta en huir de casa.

Entré a la habitación que me indicó y parecía el cuarto de un niño de once años.

—Quédate aquí, te traeré agua y comida.

Me quedé mirando las figuras coleccionables que tenía en las repisas y los pósters de Marvel... el cubrecamas también es de superhéroes. Ver todo eso me causó gracia y ternura.

—Aquí está, un café caliente para la señorita empapada y... un sándwich de jamón y queso. Disculpa que no sea algo tan vegano.

—No soy vegana -me empiezo a reír- lo que sea está bien, gracias.

—Menos mal, juraba que ibas a rechazar el pan.

—No estoy tan pendeja, Jesse.

Me siento en el escritorio para comer y él saca unas toallas de Spiderman del armario.

—Te vas a secar con eso y luego te pondrás... esta camiseta.

—Oye ¿En serio tienes las toallas desde niño?

—No, tonta. Compro toallas así todos los años, que es diferente. Bueno, en realidad las compra mi mamá, pero no me quejo.

—Awww, mami consigue todo para bebé Jess.

—Uy perdón, no es mi culpa que lleves una relación disfuncional con tu madre.

Me quedé sin respuesta, ni siquiera tenemos una relación disfuncional, lo normal habría sido que me ponga como loca y me dé un ataque de ira, pero es mi culpa por jugar así con él.

—Anto ¿Todo bien?

—Sí -miento- solo tengo un poco de frío ¿Cierras las ventanas por favor?

Al terminar el desayuno que me hizo Jesse, voy a recostarme en la cama y taparme con las frazadas. Es una suerte increíble que no haya terminado vomitando todo el trago y ya se me está yendo el malestar.

Solo un Juego de NiñasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora