Capítulo X

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Viernes 13, Marzo

Anto


—¿Te encuentras bien? -le pregunto a Cat. Sus orejas están muy rojas.

—Sí, es solo que ese whisky estaba muy fuerte ¿Cuánto tiempo habrá estado guardado?

—No exageres, estaba muy suave.

—Suave mis ovarios.

Nos dirigimos al baño para que se enjuague la cara. Mientras me arreglaba el maquillaje, Cat me mira seriamente y cruza sus brazos.

—Anto, ¿Qué onda con Jesse?

—Ah, lo dices por lo del auto ¿verdad?

—Por lo de auto y porque toda la semana se te ha caído la baba cuando lo miras. No trates de engañarme.

—Pues verás, solo estábamos viendo memes y me mareé así que me recoste en él.

—Al grano-dice interrumpiendo- ¿Te gusta Jesse?

—No para nada, solo creo que es atractivo y bastante idiota. -En realidad sí. Y si sucede algo, bienvenido sea.

—Se te nota en la jodida cara que eso es mentira. -empieza a levantar la voz.

—¡Ya, sí! Pero cállate. No es algo que deba ser gritado a los cuatro vientos. -Cat se ríe y salta ante mi confesión y salimos del baño.

Una vez que llegamos entre la multitud, buscamos a alguien del grupito con la mirada. De pronto, Cat me suelta del brazo y me hace una seña de "ya regreso" supongo que quiere vomitar, no le volveré a dar alcohol ni por un juego.

Sigo recorriendo el lugar con la mirada en busca de algún rostro familiar, sin embargo lo único que veo es como Luciana y Jesse se frotaban como perros en la pista de baile ¡Ahg! como fuese, ni que estuviera tan bueno, o bueno sí pero en estos momentos me da igual. Luciana sujeta su rizado cabello a un costado mientras mueve sus protuberantes caderas contra Jesse. Un poco más y ese vestido tan corto y pegado la va a traicionar...a menos que sea lo que está buscando.

—Desagradable ¿No? -me interrumpe Gianfranco mientras me rodea con su brazo. Joder, me asustó-

—Ah, sí... -no quiero hacer comentarios de más.

—Oye ¿Bailamos? de manera más decente que ellos, obviamente- bailar con él es mejor opción que mirar a estos dos procrear entre la multitud. Sin pensarlo, pongo mis brazos alrededor del cuello de Gianfranco y él me agarra de la cintura y me trae hacia sí. No tengo nada qué decirle, pero hago mi mayor esfuerzo.

—Y... ¿La estás pasando bien?

—Sí, bueno...es una fiesta común y corriente entre muchas de las que se han hecho en casa de Lu. Nada del otro mundo.

Después de un par de canciones y palabras sin sentido, ya no tolero más este incómodo ambiente. Jesse se ha puesto a fumar y tiene rodeada a Luciana de la cintura. Necesito alcohol.

—¿Sabes si hay más Whisky? -

—Claro que sí. De hecho...

No dejo que Gianfranco termine de hablar y lo jalo del brazo hacia donde pueda haber trago en este lugar. Nos alejamos del centro de la sala.

—Iba a decirte que Jesse sabe dónde está.

—Tomemos otra cosa entonces. Cualquier trago es bueno ahora. -digo con desesperación.

—¿Vodka está bien?

Gianfranco estaba a punto de ofrecerme otra cosa, pero no puedo ni pensar bien ahora.

—¡Dije lo que sea! -grito y le quito la botella de las manos.

—Tranquila, fiera. -se aleja un par de pasos.

—Lo siento, es que lo necesito en mi sistema...

—¿Quieres contarme qué te sucede?

En eso, Jesse nos interrumpe -lo cual agradezco, y a la vez no- de nuestra casi incómoda charla.

—Anto ¿Ya vamos a competir? -Me enseña la botella de Whisky que estaba buscando

—Justo ella te buscaba para eso, pero vio que Luciana y tú estaban ocupados restregándose.

No quería que dijera eso, pero en parte es verdad.

—Bueno pues, ahora estoy aquí y quiero que juguemos. -me mira fijamente, como si me estuviese dando una orden. Está huevón.

—Pues ahora te toca esperar, porque estoy tomando con Gianfranco y un trago no se rechaza. Es tu lógica ¿No? -lo desafío. Su cara es de sorpresa total. Tal vez está acostumbrado a que las mujeres se arrastren a él, pero yo seré la excepción.

—Bien, los espero en la mesa entonces. -da media vuelta y se va.

Cuando Jesse desaparece entre la gente, Gianfranco y yo nos reímos y chocamos los cinco. Me termino el vaso minutos después y se me antojó bailar más.

—¿Vamos con los de tu salón a la pista de baile? -le pregunto sin esperar respuesta, porque estoy decidida a hacerlo. Me sirvo otro vaso de vodka con juguito antes de ir nuevamente al medio.

—¡Espera! Creo que tomaste ese vaso muy rápido...

—Nada en absoluto. El trago no me afecta casi nunca, ya verás...

Gianfranco camina detrás mío, supongo esperándose que haga el ridículo. Al llegar con aire de empoderamiento, la gente hizo un círculo alrededor mío. -ay no, esto no era lo que quería.
Todos me reconocieron, supongo que el hecho de estar con ese grupito me hacía más visible. No tardé en darme cuenta que nuestro círculo de amigos era la "élite" de la escuela o algo así, puesto que muchas caras desconocidas de un grado mayor me señalaban y celebraban cada vez que levantaba mi vaso entre todos. Incluso Gianfranco se unió y formó todo un desmadre, de verdad no me divertía así hace mucho tiempo. Esta experiencia no la viví ni con amigos falsos.

Una vez que bajó mi adrenalina, salí del círculo con el cabello casi húmedo por el sudor. Esto es extraño, porque no suelo estar con mucha gente en espacios muy reducidos. Entonces veo a Jesse sentado en el mueble junto con Daniel. No tarda en cruzar la mirada conmigo y me hace una seña para que vaya.

—¿Ya vamos a jugar? -dice Jesse. Hasta ya tiene los vasos listos.

—Como eres una chica, he decidido ser bueno contigo y reducir la cantidad de tragos para la competencia. Normalmente tomamos quince o un poco más, pero esta vez solo puse ocho.

—¿Estás jodiéndome? Pon el doble ¿O acaso tienes miedo? -Lo desafío por segunda vez.

¿Me parece o me está subestimando? Para colmo, su comentario fue bastante machista. Reduce la cantidad de trago "porque soy mujer". Por cosas como esta, a veces se me olvida de que me encanta, y eso es bueno.

—Anto, de ninguna manera vas a tomar más -dice Daniel- Ya te hemos visto cómo estabas bailando y te podemos cuidar si tomas más, pero hoy no te hagas eso.

—Él tiene razón, te hará mal. -Se mete Gianfranco en la conversación.

—¿Quién eres tú? ¿Mi padre? No necesito niñeras, pongan más vasos.

Jesse se encoge de hombros y niega con la cabeza. Supongo que ya haremos una competencia de verdadero calibre a la próxima.

—¿Están listos? -dice Gianfranco con voz de presentador.

Jesse me mira fijamente al otro lado de la mesa, se le ve muy adorable tratando de ser intimidante. Sí, en efecto. Puede que sea muy irresistible para mí y para muchas, pero cuando se trata de mi orgullo, nada se pone delante mío.

Solo un Juego de NiñasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora