Capítulo XIV

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Sábado 14, marzo

Cat

Me pasé toda la tarde pensando en lo mismo que dije cuando llegué aquí "No confíes en nadie" y mira, me he subido al auto de un sujeto que no conozco y he aceptado su comida sin pensarlo dos veces ¿Qué hubiese pasado si esa hamburguesa contenía una sustancia peligrosa? Probablemente ni siquiera estaría en mi cama pensándolo. Al menos estuvo deliciosa, no he comido hamburguesas desde hace un mes que a Anto se le ocurrió incluirme en su estilo de vida comiendo saludable. Ah, y también acepté el par de shots que me ofreció. Si mi hermana hubiese visto eso, se habría puesto histérica. Ahora que lo pienso, esos tragos también pudieron contener sustancias de dudosa procedencia...y si ese hubiese sido el caso, estaría en un descampado de Lima siendo devorada por los buitres, y no necesariamente me refiero a los animales.

Parece que Antonella ya salió porque dejó de sonar la música y Jesse no ha preguntado qué otras cosas puede hacer para disculparse con ella. Oh, verdad. Ella ya no está...

—¡PAPÁ! -grito para que me escuche desde su oficina abajo

—¡DIME! -responde también gritando

Antes de que toda nuestra conversación sea escuchada por los vecinos (y vaya vecinos) bajo corriendo hasta donde se encuentra mi padre.

—Ya que no está Antonella ¿Podemos pedir Pizza?

—Claro, llama tú pues.

Voy buscando el contacto de la pizzería y veo algo que me deja muy sorprendida. No sé cómo sucedió, pero tengo el contacto de Joan en mi teléfono y yo jamás lo apunté. Tal vez sí me drogó y no me di cuenta. Será mejor que lo borre antes de que pueda hurtar mi información personal. Ok Cat, tranquila. Demasiadas suposiciones.

Luego de pedir la pizza, le timbro a Nico para organizar los últimos detalles del debate que tendremos el viernes, Anto me paso la información antes de comenzar con su rutina de baile y Daniel lo mandó ayer antes de la fiesta, sin embargo, Nico aún no me manda nada. ¡Demonios! no contesta y la luz de su habitación está apagada, lo llamo una vez más y como no contesta me resigno y llamo a Jesse para preguntarle dónde jodidos se metió su primo

—Cat ¿Pasó algo?- contesta Jesse

—¿De casualidad sabes algo de tu primo?- le pregunto rápidamente

—Creo que salió, ¿Por?- ahg, lo que faltaba

—Porque el muy maldito no me pasa su parte del trabajo, como fuese. Gracias te hablo si necesito algo más- le digo y escucho a mi hermana gritar de fondo algo respecto a que soy una traidora justo antes de colgar la llamada.

Luego de unos minutos de desesperación, justo cuando estoy por entrar en histeria, veo que Joan me está llamando ¿Qué rayos? decido contestar la llamada, quizá él sepa algo de Nico, al fin y al cabo se fueron juntos ayer a Dios sabe dónde.

—¿Joan? - pregunto al contestar la llamada

—No, soy Nico- esto es extraño- Cat mi celular se ha quedado sin batería, te mandaré la información por aquí ¿Vale?

—Ah, sí claro eso sería genial- le respondo sin saber qué más decir

—Perfecto, debe de llegarte la info en unos diez o quince minutos como mucho. Te llamaré luego para organizar con detenimiento las cosas, bye.- dice antes de colgar apresuradamente

Me quedó mirando la pantalla del celular durante unos segundos como idiota, escucho a mi papá llamarme para que baje a cenar con él y olvido cualquier cosa o preocupación para ir a devorar esa deliciosa pizza antes de que Antonella llegué con sus benditas frutas y alimentos bajos en todo lo sabroso.

Al cabo de una hora vuelvo triste a mi habitación, pero también estoy muy molesta conmigo misma. Me empezó a gustar un chico que tiene novio. Y sigo pensando en todo lo que podría estar pasando entre ellos, y no debería. Aunque ahora que lo pienso, Nico no debería estar con un sujeto que niega su relación; pero en fin, no me meto a opinar porque él y yo no somos absolutamente nada más que...compañeros de escuela y vecinos. Me jode demasiado que no haya llevado su cargador a su cita o lo que fuese. Juro que no quiero recibir ninguna llamada más de este número y escuchar la voz de Nicolás. Sin pensarlo dos veces, borro el número de Joan de mi celular, pero ni aún así dejo de sentir impotencia.

Solo un Juego de NiñasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora