02. Dolorosos sueños.

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Al día siguiente tenían que asistir por obligación a Defensa Contra las Artes Oscuras, la materia que más detestaba por culpa de aquellos malditos mortífagos. Al menos en otras materias se podía sentir segura, pues profesores como McGonagall, Sprout, Flittwick y Slughorn se enfocaban en mantenerlos a salvo.

No tuvo otra opción más que dormir y acatar toda orden que le dieran. Recostó su delgado cuerpo en el frío suelo y se hizo ovillo, abrazando sus piernas. Ni siquiera se tomó la molestia de conjurar una manta o alguna almohada. El dolor físico sólo estaba de más y podía soportarlo.

Cerró los ojos y sus largas pestañas acariciaron sus marcados pómulos –a causa de su mala alimentación –, dejándose caer en los brazos del morfeo.

Sus pasos podían escucharse gracias al sepulcral silencio de la madrugada. Intentaba pisar con menos fuerza pero era inútil porque sus veloces pasos hacían eco por los vacías pasillos al estrellar sus pies contra el suelo.

—¿Podemos caminar un poco más lento? —pidió en un susurrante jadeo —. Puedo asegurar que así tardarán más en descubrirnos, si es que no lo hacen, que dudo mucho que lo hagan. Todos deben de estar dormidos justo ahora.

Draco se volvió a ella y la miró fijamente. Sus hermosos ojos grises eran lo único que podía enfocar con claridad, eran como una especie de luz que podía guiarla por todo camino y aún así le brindaría toda la seguridad del mundo. Él la hacia sentir segura.

A pesar de que tenía unas marcadas y espantosas ojeras bajo sus brillantes y relucientes ojos, no dejaba de ser el chico más atractivo que ella conocía.

¿Qué pasa? —le preguntó cuando Draco tomó su mano y la hizo caminar.

El rubio no se molestó en responder. Su vista fija en el camino.

¿Draco?

Falta poco —dijo con una voz tan lejana que logró incomodarla —. Espera, por favor.

En ningún momento se atrevió a soltarla, apretaba con suavidad su muñeca y seguía caminando a pasos rápidos, con ella detrás dando traspiés. De vez en cuando paraban en una esquina y vigilaban si alguien más no se encontraba rondando por el lugar.

Al llegar a un pasillo iluminado por unas cuantas antorchas, Draco paró y comenzó a caminar de enfrente hacia atrás. Aria se dedicó a estudiar el lugar con interés.

Un tramo vacío de pared frente a un enorme tapiz que representaba el intento de Barnabás el chiflado de enseñar ballet a unos trolls, le hizo saber que estaban frente a la Sala de Menesteres. Lo recordaba a la perfección, ya que en su quinto año habían creado el Ejército de Dumbledore a petición de Hermione.

VAMPIRES TALE | jasper h. & draco m.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora