VT | ❝Muchos magos y brujas desprecian mi sangre, mientras que ciertos vampiros desean beberla. ❞
La segunda guerra mágica ha comenzado. Aria al ser hija de muggles y prima de Hermione Granger corre el riesgo de ser asesinada por mortífagos. Sus ami...
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De nuevo de visita en casa de los Cullen. La razón por la que Aria se encontraba allí era por Rosalie, Alice y Jasper, quienes el día anterior antes de marcharse la habían invitado para jugar o mejor dicho ver, un partido de béisbol.
Al principio la morena dudó ya que no creía que fuera lo mejor, pues la visita anterior no salió muy bien gracias a la presencia de Bella y ella se sentía un poco incómoda por qué no quería molestar. Sin embargo, le sorprendió cuando Rosalie se lo pidió ella misma, aclarando que no tenía nigún problema, ya que ella si le agradaba.
—No me gustaría que pienses que tengo alguna molestia contigo por qué no es así, de hecho me agradas bastante —le había dicho la rubia, mostrando su faceta más amable.
Y ahora se encontraba en una parte lejana y despejada del bosque junto a la familia de vampiros y... Bella.
Las dos humanas permanecieron quietas en un lugar exacto para tener buena vista del juego cuando Esme se acercó a ellas y pasó cada brazo por los hombros de las chicas.
—Que bueno que llegaron, necesitamos un árbitro —dijo, con su habitual sonrisa maternal.
—Cree que hacemos trampa —se burló Emmett mientras jugaba con la pequeña pelota blanca.
—Sé lo que hacen —aclaró Esme, divertida.
Aria no pudo evitar soltar una sonora carcajada, lo que provocó que Emmett se acercara y le diera un leve empujón riendo. Ella lo miró fingiendo estar indignada.
—Entonces, ¿quién quiere ser el árbitro? —prosiguió Esme, observando expectante a las dos chicas.
—No soy buena para los deportes —se excusó la morena. La verdad era que se sentía un poco intimidada y no quería arruinar el juego —. ¿Tú quieres, Bella?
La pelinegra asintió.
—Haz lo que puedas, Bella.
—Okey.
Esme se posicionó frente a la aludida y el juego comenzó. Alice hizo una especie de movimiento que a simple vista fue genial y en un rápido movimiento lanzó la pelota, que no tardó en llegar hasta Rosalie para que fuera bateada en el mismo instante en el que se escuchó un fuerte trueno. Edward se echó a correr para atrapar el objeto al mismo tiempo que lo hacía Rosalie.
—Ahora entiendo por qué necesitan los truenos —comentó Bella, admirada.
Aria no prestó atención a lo que Esme decía, estaba completamente impresionada por lo que sus ojos estaban presenciando.
La pelota blanca volvió en un santiamén desde el bosque, eso significaba que Edward la había atrapado y había sido lanzada con la misma rapidez. Esme se apresuró en atraparla y Bella logró tocar a la rubia con la pelota, lo que causó que la vampiresa le lanzara una mirada amenazante.
