VT | ❝Muchos magos y brujas desprecian mi sangre, mientras que ciertos vampiros desean beberla. ❞
La segunda guerra mágica ha comenzado. Aria al ser hija de muggles y prima de Hermione Granger corre el riesgo de ser asesinada por mortífagos. Sus ami...
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Aria no cabía de vergüenza, Andrómeda llevaba más de diez minutos reprendiendo a los dos chicos que estaban frente a ella, ambos tenían expresiones de confusión y terror y por supuesto que no los juzgaba, esa mujer parecía una fiera muy bien hecha, incluso había una posibilidad de que llegase a competir contra Molly Weasley.
—Y ya les dije, niños —continuó Andrómeda, que aún posaba sus manos sobre sus caderas —, si van a pelear por mí nieta que sea en un horario diferente a la madrugada, por qué si no sabían hay muchas personas que a esta hora quieren dormir.
Jacob arrugó la frente y luego ladeó una sonrisa. Si bien estaba completamente asustado ante las palabras de esa mujer, hizo lo posible por no mostrarlo, quería verse seguro ante el molesto chupasangre que estaba a su derecha.
—Yo sólo soy amigo de Aria, señora —dijo después de que la reprimienda cesara.
Andrómeda abrió tanto los ojos que sus órbitas parecían estar apunto de caer al suelo y su semblante de autoridad cambió a uno de indignación.
—¿Acabas de llamarme señora?
—Ay no, por Merlín —susurró Aria para ella misma.
Por su parte, Jasper quería reír, pero no podía hacerlo por qué realmente esperaba con ansias ese regaño que estaba a punto de recibir el lobo.
—No soy tan vieja como para ser llamada "señora" —enfatizó la última palabra —, no quiero volver a escuchar que me llames así, ¿de acuerdo, muchacho?. Si vuelvo a....
—Muy bien, abuela —Aria se apresuró a cortar la embarazosa situación —, es hora de entrar a casa y descansar. Mañana tenemos que estár junto a mi madre por qué seguramente querrá vernos.
Antes de entrar, Aria miró por detrás de su hombro y le regaló a ambos chicos una fugaz sonrisa y al mismo tiempo murmuró de manera átona un "lo siento".
Al cruzar la puerta, las dos mujeres se miraron por unos segundos antes de que la mayor reaccionara y se acercara a la morena para brindarle un segundo abrazo.
Parpadeó un par de veces, mostrando su confusión, tenía que admitir que la inesperada aparición de Andrómeda Tonks le causó una especie de aturdimiento ya que antes de su llegada no tenía ni la más remota idea de que ella estaría en Forks.
Al cabo de un pequeño lapso de tiempo, Andrómeda se apartó un poco, dejando unos cuantos centímetros de espacio entre ellas y la miró detenidamente. La morena no pudo evitar sentirse pequeña ante la intensidad de su mirada.
—Deberías cambiar ese semblante de pánico —recomendó comenzando a reír con un leve tono de burla.
—Lo siento mucho —gimoteó la chica, volviendo a la realidad —, es que no me dijeron que vendría la madre de Nym.
