08. Instituto de Forks.

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La noche llegó pronto, en un abrir y cerrar de ojos. Charlar con Jacob fue muy entretenido, el chico mantenía una perspectiva muy diferente a la de ella sobre temas del pueblo o acerca de positividad.

Forks era un lugar muy frío y húmedo, algo que no le agradaba mucho –gracias a los dementores–, mientras que para Jacob el clima era perfecto y muy inspirador si te dedicabas a escribir novelas de misterio o romances fallidos.

Más tarde de que Remus volviera a curar su herida, se dedicó a continuar su trabajo con la cuna para Teddy, pero nunca dejó que Jacob lo ayudara, lo único que le había pedido eran instrucciones de como hacerlo, ya que él quería aprender sin ayuda; aún que no lo mencionó era claro que ese era su propósito.

Por esa razón, Aria pasó la mayor parte del día platicando con el moreno. Se sorprendió mucho cuando se enteró que el era dos años menor, él tenía quince mientras que ella diecisiete. Le contó acerca de una leyenda de una tribu llamada Quileutes, que eran descendientes de lobos, y sobre unos cazadores con los que lograron llegar a un acuerdo.

Resultó bastante reconfortante conocerlo, por la simple razón de que gracias a su compañía logró olvidar por un día entero que era una especie de "prófuga" y que el mundo de magos afrontaba una guerra. Básicamente Jacob fue su salvación de malos recuerdos. Y lo mejor de todo era que había hecho un amigo, su primer amigo en Forks.

Al día siguiente bajó a tomar el desayuno con Remus y Tonks. Agradeció que esa mañana había salido el sol, eran dos días seguidos, aún que el frío no desaparecía. Ya que estaba en la cocina, sonrió al ver el aspecto de Tonks.

La bruja llevaba puesto un pantalón holgado color gris, una camiseta que parecía ser de Hagrid y unas pantunflas del mismo color. Su pancita gordita la hacia ver muy tierna, ella desde tiempo atrás solía tener esa esencia, de ternura y amabilidad; y por último, su cabello tenía una tonalidad rubio bronce.

Tonks pareció sentir su mirada, por qué al instante se dió la vuelta para asegurarse de que había alguien detrás.

—Buenos días, linda —saludó con calidez. En sus manos llevaba unos guantes de cocina y una palita —. ¿Tienes hambre? Por que estoy preparando pan francés.

—Muero de hambre —respondió. Llevó ambas manos hasta su barriga y comenzó a sobarla en círculos.

—Perfecto.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó, esperando a que Tonks le dijera que hacer para ayudarla.

La bruja le dedicó una sonrisa de labios cerrados y negó con la cabeza.

VAMPIRES TALE | jasper h. & draco m.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora