03. Valentía de una Hufflepuff.

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Si le preguntaban a cualquiera, todos dirían que Hogwarts, ya no era Hogwarts. Ciertamente el castillo para muchos con anterioridad era como un hogar. Lamentablemente las cosas habían cambiado de la peor manera posible.

Si bien antes era un cálido y reconfortante refugio para los que no lo tenían, la dura realidad era que todo eso cambió drásticamente.

El ambiente en el entorno que los rodeaba era peculiarmente deprimente. Gracias a los dementores el frío no era algo de lo que carecían, la esperanza y la fuerza de muchos estudiantes y maestros se desvanecía poco a poco.

Los gritos de dolor que se escuchaban en numerosas ocasiones era peor que todo lo demás. Los Carrow sabían que tenían la autoridad de utilizar cuando quisieran las maldiciones imperdonables (que ya no lo eran) y de esa forma las utilizaban con destreza en los más débiles y los nacidos de muggles.

—Es tan indignante.

La voz de Michael logró sacarla de su ensoñación. El chico tenía un aspecto terrible, pero mejor que el de ella.

—¿Qué es tan indignante —preguntó Susan en un susurro.

Al ser hora de la primera clase del día, todos los estudiantes caminaban en filas por los pasillos para poder dirigirse a sus clases. Aria pensaba con frecuencia que Azkaban podría ser mucho mejor que ese lugar.

—Snape pasa todo el tiempo encerrado en la oficina de Dumbledore —masculló con aspereza —. Todo lo que está sucediendo es por su causa y ni siquiera se toma el tiempo de dar la cara.

—¿Y a quién le daría la cara? —cuestionó Neville despegando su vista del suelo.

—¡A todos nosotros!

—No tiene porque hacerlo, Michael —objetó Aria con la vista fija en sus pies mientras caminaba.

Michael paró de golpe y desorbitó los ojos, luego hizo una mueca de desaprobación y negó entre cerrando los ojos. Neville, Susan y Aria también pararon.

—¿Lo estás defendiendo? —espetó con cierto tono de molestia.

—Por supuesto que no —contestó desganada —. No estoy justificando las cosas terribles que ha hecho. Sólo digo que no tiene que dar la cara porque él no ha torturado a nadie. Tú mismo has dicho que no sale de su oficina.

—De Dumbledore —puntualizó.

—Era de Dumbledore, por qué sabemos que ahora le pertenece a Snape —corrigió ella. 

—¿Por estás siendo tan pesimista el día de hoy?

El tono en que hablaba Michael era precavido y suave, sin embargo, Aria no lo sentía de esa forma. 

VAMPIRES TALE | jasper h. & draco m.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora