40. Venganza.

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Un día antes del enfrentamiento.

Aria no paraba de temblar debido al incontrolable frío que hacía afuera de la carpa, por lo que Draco sacó su varita de su bolsillo y con un encantamiento logró que el clima dentro fuera bastante cálido. La morena apartó su mirada de sus pies y la posó en su novio, quien en ese momento se hallaba quitándose su saco para ponérselo a ella.

—Vas a enfermar si no lo usas —dijo Aria, con la intención de devolverle el saco, pero él se negó rotundamente —. Draco...

—Yo no soy el que está temblando como ciervo recién nacido —bromeó, a lo que se ganó un leve manotazo en el hombro.

—Que gracioso.

—Era broma, preciosa.

Dicho eso, se acercó a la morena para besarla, a lo que ella correspondió encantada. Luego de unos momentos, se separaron y ella tomó las manos de Draco, mientras que su mirada estaba centrado en su rostro.

—Necesitamos hablar.

Por la seriedad que emanaba la voz de Aria, Draco supo en ese mismo instante que era un tema relacionado con lo que pasaría al día siguiente.

—¿Qué sucede?

—Se trata de Victoria —al mencionar el nombre de la vampiresa, se pudo distinguir la repulsión que ella sentía —. Necesito pedirte algo.

—¿Y de qué se trata? —le preguntó el platinado, arqueando una ceja, totalmente receloso.

—No interfieras —soltó de golpe.

—¿Estás bromeando? —ladeó la cabeza y entrecerró los ojos con incredulidad. Ella negó —. ¿Me estás pidiendo que no interfiera mientras peleas contra una chupa sangre que lo único que quiere es convertirte en su igual solo para jodernos? —se cruzó de brazos —. Sabes perfectamente que no soy un demente para dejar que te arriesgues.

—Quiero acabar con ella yo misma, no quiero que alguien interfiera —espetó Aria, con una sofocante gelidez en el tono de su voz —. Esa perra provocó que perdiera a nuestro hijo y nos causó mucho sufrimiento, ahora yo quiero hacerle lo mismo. Te pido que por favor me entiendas.

El platinado se puso de pie y comenzó a caminar en círculos al mismo tiempo que pasaba su mano por su cabello, con evidente frustración. Por su parte, Aria imitó su acción y se incorporó para acercarse a Draco e intentar calmarlo.

—Créeme que te entiendo —dijo cuando se volvió en dirección a la morena —, porque yo también quiero dañarla por lo que hizo, pero te repito que no soy un demente para dejar que te arriesgues. Suficiente es que quieras enfrentarte a ella como para que lo hagas sola.

Aria estuvo a punto de continuar replicando, pero Draco se apresuró a hablar.

—No me pidas que lo haga, porque mi respuesta es no. Te amo demasiado y no pienso perderte, no podría vivir sin tí, así que yo te pido que por favor me entiendas y no seas egoísta ahora.

VAMPIRES TALE | jasper h. & draco m.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora