VT | ❝Muchos magos y brujas desprecian mi sangre, mientras que ciertos vampiros desean beberla. ❞
La segunda guerra mágica ha comenzado. Aria al ser hija de muggles y prima de Hermione Granger corre el riesgo de ser asesinada por mortífagos. Sus ami...
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Carlisle soltó un pesado suspiro y sonrió para animarla, sin embargo, ella sabía que nada iba bien, pues en el rostro del hombre había un deje de preocupación.
—Hablaremos cuando llegue Draco, ¿de acuerdo? —dijo su contrario, terminando de checar su presión.
Aria hizo una mueca y cerró los ojos por unos segundos, hasta que decidió abrirlos cuando escuchó los pasos de alguien que se aproximaba. Cuando Carlisle abrió la puerta, se encontró con Remus y Tonks, que la miraban sumamente angustiados.
Y tal como lo esperaba, la metamorfomaga casi corrió hasta acercarse a ella y darle un fuerte abrazo que casi la dejaba sin oxígeno. Remus también se acercó y acarició su cabello, para imitar la acción de su esposa.
—¿Por qué tenemos que esperar a que llegue Draco? —preguntó Aria, impaciente debido al tono con el que el vampiro hablaba.
—Es necesario —respondió, intentando sonar más tranquilo.
Sabía que Carlisle ya tenía en mente todo lo que estaba sucediendo, ya que a como Jacob lo explicó, ellos estaban cerca de sus tierras persiguiendo a Victoria. Quería una explicación, pero aún no se sentía muy bien como para preguntar acerca del tema.
Recordando a Jacob, también tenía que averiguar como era posible que él supiera que era una bruja.
—Remus, necesito hablar contigo —la voz del vampiro la sacó de sus pensamientos —, pero a solas.
Remus se mostró confundido, pero no titubeó en ningún momento y asintió. Cuando ambos hombres salieron, Tonks le dirigió una mirada de alivio y volvió a abrazarla. Ambas mujeres comenzaron a platicar sobre lo sucedido en el estacionamiento, Tonks quería saber que era lo que había provocado que se desmayara, por lo que Aria inventó que probablemente podría ser que esa mañana no desayunó, pues aún no le diría sobre Victoria.
Pasó un lapso de diez minutos y Draco apareció frente a ella, con un semblante parecido al de Remus y Tonks cuando la vieron. Se acercó a su novia y la envolvió en un abrazo, para después acunar su rostro entre sus manos y observarla con atención.
—¿Qué pasa?
—Estoy comprobando que no tengas nada malo —contestó, examinando cada parte —. Te noto más delgada y con más ojeras. ¿Qué fue lo que pasó?
Draco no perdió más tiempo y la acurrucó entre sus brazos y beso su coronilla.
—Sólo me desmayé —dijo ella, sintiendo más tranquilidad al tener a su novio a su lado.
—Eso no sucede porque sí —se apartó un poco de la morena y la miró —. Algo malo tiene que estar sucediendo. Deberían hacerte un exámen de sangre para comprobar que no tengas nada malo.
