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El día había amanecido con una temperatura inusualmente cálida para Forks, un pueblo conocido por su perpetuo frío. Era como si la naturaleza misma se hubiera rebelado contra su orden habitual, presagiando algo fuera de lo común.
Aria, con su habitual intuición femenina, no pudo evitar sentir una ligera inquietud ante esta anomalía. Sin embargo, su mente se vio rápidamente ocupada por otra preocupación: el silencio sepulcral que reinaba en la casa.
Llena de una mezcla de curiosidad y aprensión, Aria descendió las escaleras con una rapidez inusual para ella. Cada peldaño la acercaba a la incógnita que la aguardaba en la planta baja.
Al llegar al último escalón, sus ojos se encontraron con una escena que la enterneció hasta el fondo de su alma. Draco, con su cabello platinado brillando bajo la tenue luz de la mañana, se encontraba sentado en el sofá, acunando con ternura a Teddy en sus brazos. El pequeño, ajeno al alboroto exterior, dormía plácidamente entre los fuertes brazos de su protector.
Aria, conmovida por la tierna imagen, no pudo evitar esbozar una sonrisa llena de dulzura. Se acercó sigilosamente a la pareja, intentando no perturbar su tranquilo momento.
Al llegar a su lado, se sentó junto a Draco y recostó su cabeza sobre su hombro, contemplando con deleite el rostro angelical de Teddy. Un susurro escapó de sus labios, apenas audible.
—Esto es tan lindo — dijo, con la voz cargada de emoción.
Draco levantó la vista del bebé y, al ver a su amada, una sonrisa radiante iluminó su rostro. La tomó de la mano y la atrajo hacia él, envolviéndola en un cálido abrazo.
—Has dormido bastante —comentó, imitando su acción y apoyando su cabeza sobre la de ella —. ¿Cómo te sientes?
Aria suspiró profundamente, sintiendo una mezcla de alivio y satisfacción.
—Satisfecha —respondió en un murmullo, recordando el enfrentamiento que habían vivido la noche anterior y agregó con firmeza —. Ya no vivo con el miedo constante de que Victoria nos haga daño. Además, al fin hicimos justicia.
Draco sonrió de lado, con una evidente satisfacción plasmada en su rostro.
—Jamás volverá a molestarnos —aseguró con convicción.
Aria asintió con la cabeza, cerrando los ojos por un instante mientras se sumergía en sus recuerdos. Todo había salido de acuerdo a su plan inicial. La justicia había triunfado y la paz había regresado a sus vidas.
Sin embargo, una imagen fugaz cruzó por su mente, perturbando su momentánea tranquilidad. Era la imagen de Edward y Bella. Aria abrió los ojos de golpe, una punzada de inquietud atravesando su corazón. Draco, percibiendo su cambio de ánimo, la miró con preocupación.
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VAMPIRES TALE | jasper h. & draco m.
RandomVT | ❝Muchos magos y brujas desprecian mi sangre, mientras que ciertos vampiros desean beberla. ❞ La segunda guerra mágica ha comenzado. Aria al ser hija de muggles y prima de Hermione Granger corre el riesgo de ser asesinada por mortífagos. Sus ami...